Aunque Aubree lo dijo en tono tranquilo, estaba decepcionada.
Su hijo había cambiado mucho desde que conoció a Jennifer y Spencer.
Ya no era el chico que la quería tanto como para lanzarse al fuego para salvarla.
Ya no era el niño que no se preocupaba por nadie más que por su madre.
Aubree odiaba a Jennifer y Spencer. ¿Qué le habían hecho a Iván?
Subió a su limusina. Aunque estaba muy preocupada por la herida de Iván, no hizo más preguntas.
Rowan estaba aquí, Iván debería estar bien.
En la habitación de la casa, Rowan le quitó el abrigo a Iván y le buscó un conjunto de ropa limpia para cambiarse.
Llenó la bañera con agua caliente para Iván. "Ve a ducharte y a quitarte el olor a gasolina que llevas encima. De todos modos, la hemorragia ha cesado".
"De acuerdo. Gracias".
Cuando Aubree se fue, Jennifer sujetó el brazo de Iván y le dijo: "Primero dúchate y luego te ayudaré a vendarte la herida".
"¿Me ayudarás a ducharme?" soltó Iván.
Luego sujetó las muñecas de Jennifer. Al ver los moretones que tenía entonces, no pudo evitar sentir pena.
"No me duele en absoluto". Jennifer se metió en su abrazo y lo abrazó. Las lágrimas volvieron a llenar sus ojos.
"¿Sabes lo asustada que estaba?" Preguntó en voz baja. "No quería en absoluto que vinieras a salvarme. No tengo miedo a la muerte, pero sí a que te maten".
Iván se sintió culpable.
La estrechó entre sus brazos. "Jennie, ¿sabes de qué tengo miedo? Tengo miedo de perderte".
Dijo: "Siento que hayas tenido que pasar por eso. Nunca volverá a ocurrir. Te lo prometo".
"Nos mantendremos vivos, nos apreciaremos y nos amaremos. "Jennifer había aprendido mucho.
"¿Nos duchamos juntos?" Iván propuso. "Me han herido gravemente. Necesito que alguien me ayude". Actuó con lástima.
Jennifer le miró a los ojos y asintió. Sabía lo que estaba pensando.
El ama de llaves les encontró dos juegos de ropa limpia.
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