Capítulo506
Por la tarde, Clara cambió de coche a uno un poco más discreto y, acompañada por Aarón, se
dirigió al paique forestal.
Hace trece años, casi perdió la vida en este lugar mientras buscaba las pertenencias perdidas de su madre en la montaña. En teoría, debería haber quedado con una profunda cicatriz psicológica. Pero en el fondo, la señorita era una muchacha terca que no se dejaba vencer fácilmente.
Después de ese incidente, ella no había desarrollado ningún temor hacia la naturaleza. En cambio, dedicaba tiempo cada año a venir aquí junto a Francisco para patrullar la montaña, cuidar el
bosque y ayudar a los excursionistas en peligro.
Al principio, los otros guardabosques despreciaban un poco a esta muchacha y hermosa señorita. Incluso apostaron que solo tomaría un día para que ella huyera, nunca más volvería a enfrentar esta dificultad. Pero, para su sorpresa, sin importar cuán difícil o adversas fueran las condiciones, Clara perseveraba, sin una sola queja. Tenía una ferra voluntad que superaba con creces a la de la
mayoría de los hombres.
Aarón la vio en el espejo retrovisor, vistiendo un traje de montaña profesional, sin maquillaje.
Despojada de sus ropas elegantes, emanaba un aire de determinación.
-Señorita, ¿la escalada no es peligrosa? Debería acompañarla-sugirió Aarón con preocupación.
Clara, que estaba descansando con los ojos cerrados, abrió uno de ellos. -¿Tienes equipo de montaña? ¿Has aprendido sobre seguridad en la escalada? ¿Tienes habilidades con nudos?
-No, pero he surfeado y buceado-respondió Aarón con entusiasmo, ansioso por mostrar sus
habilidades a la señorita.
Clara hizo una mueca. -Aarón, el buceo y la escalada son deportes completamente diferentes.
Aarón se sonrojó y se rascó la cabeza. -El buceo también es peligroso, creo que puedo hacer
escalada.
-¿Y qué harás si te encuentras en peligro? No tienes experiencia ni sabes cómo salvarte a ti
mismo.
Aarón río tontamente y se pasó la mano por el cabello.
El coche entró en el parque forestal, pero solo pudo llegar a la mitad antes de no poder avanzar
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niebla dispersandose entre los picos.
-Bien, muy bien. ¡Comiendo bien y durmiendo profundamente! – Francisco sonrió ampliamente.
Ignacio, a su lado, bajó la cabeza, visiblemente entristecido.
Clara inhaló profundamente y calmó sus emociones afligidas. Como médico, entendía bien esa
enfermedad, una aflicción que causaba sufrimiento día y noche, con pérdida de apetito, vómitos,
caída del cabello y, finalmente, una pérdida de dignidad. Incluso las personas más fuertes podian
ser borradas por la enfermedad, perdiendo gradualmente su humanidad.
Clara miró profundamente a Aarón.
Aarón entendió y asintió suavemente. Significaba que, según su solicitud, ya había encontrado a
un médico muy bueno,
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