Capítulo545
Inés ya estaba un poco ebria, pero de repente fue abrazada por Aarón y recuperó en gran parte la sobriedad. Su rostro, sus mejillas rosadas como pétalos de durazno, sus puntiagudas orejas y su
largo y blanco cuello de cisne se tiñeron de un rubor deseable.
-Señorita, ten cuidado- Aarón pensó que estaba muy ebria al verla tambalearse, y su
preocupación se evidenciaba en sus ojos. Extendió su largo brazo y rodeó su delicada cintura,
abrazándola más fuerte.
De repente, su garganta se secó y su corazón palpitó con más fuerza. La cintura delgada y suave
que sostenía lo dejó momentáneamente sin palabras, y un suspiro involuntario surgió desde lo
más profundo de su corazón.
Aarón era un caballero de principios y no un hombre que actuara impulsivamente por el deseo.
Rápidamente recuperó su compostura y su apuesto rostro no mostró ninguna expresión.
-Inés, esta noche será tu hermana menor quien te lleve de vuelta Clara siempre fue muy atenta,
pero no notó ninguna relación especial entre ellos. Hizo un gesto desenfadado y se fue con el brazo
fuerte de su hermano mayor.
Una vez que quedaron solos, la atmósfera se volvió un tanto incómoda y ambos se sintieron un
poco fuera de lugar.
-Hermana- Inés murmuró tímidamente, con las mejillas rojas y el corazón latiendo rápidamente.
-Señorita, no se preocupe- Aarón la miró con gentileza y le habló seriamente: -Prometí a la
señorita Clara que la llevaría de regreso a la escuela de manera segura.
| ྃ
-No es necesario, Aarón. No he tomado mucho y ebria no estoy tampoco- Inés apretó sus labios
rosados y lo empujó suavemente, tratando de demostrar que no estaba borracha como él pensaba.
Pero Aarón estaba realmente preocupado por ella, así que la sostuvo de nuevo. -Eso ya lo dijiste la
última vez, pero si que estabas bien ebria.
Las palabras cayeron en silencio y ambos quedaron sorprendidos. Lo que apareció en su mente
repentinamente fue el recuerdo del beso apasionado de aquella noche.
-¿Fue realmente su primer beso?
La abrumadora culpa le causaba un gran dolor en el corazón.
Retrocedió un paso y se inclinó profundamente ante Inés. Lo siento, señorita. Fue mi error, mi
negligencia. Dime, ¿cómo puedo compensarte?
El corazón de Inés, que latía con fuerza, pareció detenerse por un momento. Miró a la persona que
le gustaba y vio solo culpa y respeto en sus ojos. Todos sus sentimientos se sintieron sofocados por
un amargo dolor.
-De verdad, no es necesario, Aarón.
Respiró profundamente y reprimió las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos. Extendió
las manos y lo ayudó a ponerse de pie.
-Pero si realmente quieres compensarme, asegúrate de cuidar y tratar a mi hermana aún mejor
en el futuro- dijo con voz temblorosa.
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