Você está lendo Capítulo 6 do romance Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 6 online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.
Pesquisas relacionadas a Capítulo 6:
Punto de vista de Ernesto
Vi la silueta de Amelia desaparecer de mis aposentos. Hugo y yo nos quedamos un rato en silencio.
No podía creer lo que acababa de pasar. Por primera vez desde que la conocía, Amelia había entrado a mi espacio de trabajo sin tocar, había dicho lo que pensaba en menos de diez segundos y se había ido sin esperar mi respuesta.
Además, ¿qué tontería había dicho? Me había citado mañana en la noche, en el altar de la Diosa Luna, para romper nuestro vínculo de pareja. No pude evitar burlarme.
Y al recordar que había dicho que no quería ninguna compensación por nuestro divorcio, mi sonrisa se ensanchó. ¿Quién se creía? Todos sabíamos que era una huérfana que no tenía a nadie en el mundo y había dependido de mí para sobrevivir los últimos tres años: todo lo que tenía se lo había comprado yo, o ella lo había comprado con mi dinero.
¡Ahora se hacía la digna y decía que no necesitaba nada! Que lo único que quería era librarse de mí y de la Manada Garra Roja. Todavía no sabía de dónde había sacado la confianza para articular esa sarta de estupideces.
Hugo carraspeó y me sacó de mis pensamientos.
“Alfa, ¿le pido a uno de nuestros hombres que empaque las cosas de nuestra Luna y que prepare el documento de divorcio para la ceremonia de mañana?", me preguntó, con una expresión seria.
Yo lo miré con desdén. ¿De verdad creía que Amelia era capaz de acabar con nuestro vínculo de pareja?
Ella me había amado con todo su ser desde que nos conocimos. Era callada, tímida, inocente y siempre buscaba la manera de hacerme feliz. Ni en un millón de años sería capaz de terminar nuestra relación.
"¿Crees que ella sería capaz de dejarme?", respondí, con una ceja levantada.
Aunque Hugo no respondió, vi en su expresión que le creía a mi esposa.
"No pierdas el tiempo en cosas sin importancia", le dije, agitando la mano para restarle importancia al asunto. "No hay forma de que ella me deje".
“Pues yo la escuché muy segura y la vi muy decidida", contestó él.
“Ella estaba fingiendo. Esto no es más que un berrinche porque la obligué a arrodillarse hasta que le pidiera perdón a Maia", expliqué.
"Si usted lo dice", respondió Hugo, antes de irse.
Sus palabras me molestaron. ¿Acaso creía que conocía a Amelia mejor que yo?
'Ernesto, todo esto es tu culpa', gruñó Roberto, mi lobo, en mi cabeza.
'¿Por qué?', pregunté casualmente.
'Tú fuiste el primero en mencionar la posibilidad de que se separaran', contestó mi lobo.
'¿No me digas que quieres que una mujer tan cruel y despiadada sea nuestra pareja?', resoplé.
'No creo que ella lo haya hecho', dijo Roberto, quien se comportaba siempre muy protector con nuestra pareja. Y aunque su actitud me molestaba, no le decía nada, pues entendía que era parte de su naturaleza.
'Aquí no importa lo que creas. Mucha gente vio que lo hizo y la misma Maia me lo confirmó', señalé.
'¿Y le creíste a Maia?, cuestionó Roberto.
'Claro, ella amaba a su bebé. ¿Por qué saltaría de un acantilado, poniendo en riesgo hasta su propia vida?', expliqué, con la esperanza de que mi lobo entrara en razón.
'Amelia está en lo correcto. A ella, que es tu pareja, la tratas con desprecio, pero tratas con amor a otras mujeres. ¡Incluso confías más en Maia que en ella! No me extraña que quiera romper el vínculo de pareja. Pero te advierto de una vez que si eso pasa, ¡tú saldrás herido y yo no te volveré a hablar en lo que me resta de vida!', me amenazó.
Al escuchar que podría salir lastimado, me inquieté un poco. Sabía que romper el vínculo de pareja era diferente al rechazo y que seguramente dolería más de lo que imaginaba, pero estaba seguro de que Amelia no tendría el coraje para hacerlo.
'Roberto, tú sabes mejor que nadie la razón por la que protejo a Maia', empecé, con la intención de que el cambio de tema nos ayudara a calmarnos.
Roberto resopló, pero no dijo nada.
'Ella es la viuda de mi hermano y tú sabes cuánto lo quise. Éramos tan cercanos y fue el único que me defendió de los abusadores mientras crecía. Cuidar de Maia es lo menos que puedo hacer ahora que él ya no está con nosotros', le recordé a mi lobo.
'¿Y crees que eso justifica que trates a tu pareja como basura?", rebatió Roberto.
Me masajeé la sien, pues su interrogatorio me había provocado dolor de cabeza.
'Ambos sabemos la razón por la que tomé a Amelia como mi compañera', me defendí.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo