"¿Qué pasó?"
Petra preguntó sin entender.
Lía sacudió la cabeza, confundida, sin atreverse a moverse del sitio.
La mirada de Lorenzo la hizo sentir insegura sin saber por qué.
Lorenzo subió dos escalones y se dio cuenta de que Lía no lo seguía, así que se giró para mirarla.
"¡Lía!"
Elevó un poco el volumen de su voz, que sonaba seria y fría, nada que ver con su habitual cordialidad.
Lía, sin atreverse a demorarse más, se apresuró a seguirlo.
Manuel no sabía qué había pasado, pero al ver la reacción de Lía, temía que Lorenzo estuviera siendo duro con ella, así que no pudo evitar decirle a Lorenzo: "Oye, Lorenzo, ¿no podemos hablar de esto aquí?"
"Es verdad." Petra también intervino, "Estás asustando a todos."
"Tengo algunas preguntas para Lía." Dijo Lorenzo, ya encaminándose hacia el estudio en la planta alta.
Lía no tuvo más remedio que seguirlo con resignación.
La puerta del estudio estaba abierta, y Lorenzo ya estaba de pie, de espaldas a la entrada, junto a la ventana, con una postura fría y distante.
Lía, quien había trabajado en la familia Sabín por más de diez años, nunca había visto este lado tan severo de Lorenzo, lo que la hacía sentir aún más nerviosa.
"Señor Lorenzo." Lo llamó con voz baja.
Lorenzo no se giró, solo le indicó fríamente: "Lía, cierra la puerta, por favor."
"Está... está bien..." Dijo Lía, dudando antes de cerrar la puerta del estudio.
Lorenzo se giró, sus ojos penetrantes fijos en Lía: "Lía, ¿qué relación tienes con Fabiana?"
Lía se quedó perpleja por un momento: "Ninguna relación en particular."
Lorenzo: "Si no hay relación, ¿por qué le cuentas todos los detalles sobre nuestra casa?"
Lía se quedó en shock: "¿Ah? No lo hice."
"¿Aún intentas negarlo?" Lorenzo dio dos pasos hacia ella, "¿Fue tu idea informar a Fabiana de que Amelia vendría a comer hoy?"


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