Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1183

"Qué coincidencia."

Él habló, mientras una sonrisa irónica se asomaba en sus labios.

Nunca había pensado en ocultarle esto, pero tampoco quería que ella se enterara de esta manera.

Amelia, al recuperar su memoria, ya no era la misma que antes: aquella que, sin cargas pasadas, estaba dispuesta a perdonar todo.

Ella ya no lo quería, y este suceso solo profundizaría la brecha entre ellos.

No tenía nada que ver con si Cintia era su madre biológica o no.

Tampoco importaba si ella y él se llevaban bien o no.

No tenía nada que ver con si él estaba al tanto o si lo había permitido; ella nunca pensaría que él consintió que esto sucediera o que él lo sabía de antemano.

Ella aún confiaba en él en ese aspecto.

El problema radicaba en que ella sentía que estos infortunios eran el resultado de su imprudente intromisión en su mundo.

Si se hubiera casado con una familia normal, nunca habría tenido que enfrentar algo tan absurdo como una suegra que en secreto interfiere con el embarazo de su nuera.

Junto con las discriminaciones y presiones del pasado en esa casa, alejarse de esa familia era la elección más lógica para ella.

Su corazón se llenaba de una tristeza y melancolía indescriptibles ante este desenlace.

Ni siquiera tenía fuerzas para explicar o intentar retenerla.

Algunos errores llevan a consecuencias que uno debe cargar toda la vida.

Amelia permanecía en silencio.

Él dio un paso adelante, extendiendo sus brazos para envolverla.

Pero cuando sus dedos apenas rozaron su hombro, Amelia retrocedió instintivamente.

La mano de Dorian quedó suspendida en el aire, y su mirada se llenó de complejidad.

Amelia lo miró, con lágrimas aún en los ojos, pero hizo un esfuerzo por sonreírle: "Sé que esto no tiene nada que ver contigo. Tú también eres una víctima. No te culpo por nada. Solo que…"

Ella no sabía cómo completar esa frase. Solo pensaba en el niño y el dolor la abrumaba. En ese momento, el niño ya había comenzado a moverse, ya había aprendido a interactuar con su madre. Luchaba por vivir, pero a causa del egoísmo de Cintia, su vida fue cruelmente arrebatada.

Todo el dolor y malestar que sintió en su cuerpo, seguramente lo experimentó el niño multiplicado por diez, por cien.

Si no hubiera irrumpido imprudentemente en la vida de Dorian, ese niño nunca habría tenido que sufrir tanto.