Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1243

Amelia no había dormido desde que Marta se fue.

La habitación del hotel era enorme y vacía.

Amelia observaba la habitación desierta, y su corazón también se sentía vacío, sin saber exactamente qué sentir.

Había despertado del coma hace apenas un día, pero ese día le había parecido una eternidad.

Como siempre, a nadie le importaba cómo estaba, si había sobrevivido a una experiencia tan cercana a la muerte.

Aunque estaba acostumbrada desde pequeña a esta indiferencia, quizás porque la noche invita a la reflexión, al mirar aquella habitación amplia y desconocida, Amelia sentía una cierta tristeza.

No entendía por qué no resultaba ser una persona agradable.

Desde que era niña, ni siquiera sabía lo que se sentía ser mimada o consentida.

Para otras personas, la vida estaba llena de sabores agridulces, pero su vida parecía siempre carecer del sabor dulce.

La mayoría de las veces, parecía que había venido a este mundo solo para experimentar el sufrimiento y el enojo.

Amelia llevaba años sin cuestionarse este asunto, y mucho menos se había lamentado por este hecho, ni se había atrevido a compararse con otros. Pero tal vez por haber mencionado el tema con Marta, sumado al silencio de la noche y la soledad de la habitación, esas emociones negativas largamente suprimidas resurgieron, haciéndola sentir incómoda.

Quería distraerse tomando una ducha, para suprimir esa sensación de desilusión por no poder ser como los demás, pero con el sonido del agua corriendo, cuanto más trataba de no pensar en ello, más se ahogaba bajo esa sensación de ser diferente desde su infancia.

Solo deseaba tener una familia normal.

El sonido del agua no pudo disipar esa frustración interna, y Amelia se quedó inmóvil bajo la ducha caliente.

Ni siquiera se había quitado la ropa, simplemente se quedó allí, bajo la ducha, mirando el baño lleno de vapor, esforzándose por calmar sus emociones.

Siempre que se sentía triste, se refugiaba en momentos de soledad para reconciliarse consigo misma.

Sin embargo, en casa al menos contaba con una bañera donde podía pasar la noche hasta calmarse.

Ahora, en el hotel, no le gustaba usar la bañera.