Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 877

Ella fue salvada por Fausto, pasó días con fiebre, olvidándose de quién era y siguiendo instintivamente al hombre que la había rescatado. Aunque Fausto la compadecía, su carácter era débil y no tenía voz en su casa. La única decisión que tomó por cuenta propia fue adoptar a Amanda a pesar de la oposición de Blanca, y cambiarle el nombre a Amelia Soto, marcando así el inicio de una infancia y juventud llenas de tristezas.

Dorian exhaló suavemente mirando a Lorenzo y dijo en voz baja, "A Blanca no le gustaba, no quería cuidarla, pero no pudo imponerse a Fausto, así que descargó todo su enojo en ella, golpeándola y gritándole desde pequeña, haciéndola hacer todo tipo de tareas. Fausto, siempre fuera trabajando y además de carácter débil, no podía controlar a Blanca, por lo que ella creció entre los maltratos de Blanca. Afortunadamente, ella era determinada y siempre tuvo excelentes calificaciones. Blanca no le daba dinero para la escuela, así que ella misma buscó becas de estudio. Una vez comenzó a obtenerlas, se mantuvo con buenos resultados y no solo dejó de costarle dinero a la familia, sino que hasta pudo aportar económicamente, lo que hizo que Blanca, a regañadientes, la dejara en paz. Fausto también mostró firmeza respecto a su educación, así que fue capaz de abrirse camino gracias a las diversas becas."

Estos viejos recuerdos y detalles, Frida se los había contado a Dorian después de que Amelia tuvo un accidente. El crecimiento similar de ambas les permitió darse ánimo mutuamente y llegar hasta donde estaban hoy. Frida conocía todo sobre Amelia.

Aunque no era la primera vez que Dorian escuchaba estas historias, cada vez que las mencionaban, sentía como si algo le desgarrara el corazón, causándole un dolor profundo. Durante esos años solitarios y difíciles de su infancia y juventud, él no había estado a su lado y, aunque más tarde estuvo, nunca se tomó el tiempo para entender realmente su pasado, agregando involuntariamente más dolor a una vida ya de por sí infeliz.

En este aspecto, no había diferencia entre él y Lorenzo; el dolor que había causado a Amelia era incluso mayor que el de Lorenzo. Lo único en lo que tuvo más suerte que Lorenzo fue que, cuando ella perdió todos sus recuerdos, él fue el primero en encontrarla. Sin memoria alguna, ella era tan inocente como un lienzo en blanco, dispuesta a confiar y depender de él incondicionalmente, dándole la oportunidad de compensarle y también de experimentar un breve periodo de tranquilidad y felicidad.

El corazón de Lorenzo también parecía desgarrarse de dolor. Su imagen de Amanda aún permanecía en aquellos tiempos de niñez, cuando era obediente y entendida. En aquel entonces, ella era bonita y frágil, con ojos grandes que siempre mostraban una expresión inocente y confundida, despertando un sentimiento de compasión irresistible.

No podía imaginar el miedo y la desesperación que habría sentido esa niña pequeña y desamparada sola en la nieve, ni el dolor y la ayuda que experimentaría al enfrentarse a los maltratos de Blanca, la mujer a quien alguna vez confundió con su "madre".