Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 990

"¿Qué?"

Tal como Lorenzo temía, al enterarse de que Amelia había sido secuestrada, Manuel se alarmó de inmediato: "¿Cuándo pasó? ¿Llamaron a la policía? ¿Dónde están ahora? ¿Los secuestradores han llamado? ¿Qué quieren? ¿Amandita está bien...?"

Las preguntas salían una tras otra, como disparos en ráfaga.

Lorenzo incluso podía oír cómo Manuel se esforzaba por moverse.

"Ya llamamos a la policía, Dorian también está rastreando la ubicación de los secuestradores, ya está en camino. Él seguramente traerá a Amandita de vuelta sana y salva. No se preocupe, en cuanto tenga noticias se lo haré saber..."

Lorenzo intentaba calmarlo con voz suave, pero fue interrumpido abruptamente por Manuel: "Dori es humano, no un dios, ¿cómo no voy a preocuparme? La última vez que Amandita tuvo problemas, él también fue corriendo, pero al final, Amandita casi no..."

Al mencionar esto, Manuel se atragantó, se aclaró la garganta forzándose a calmarse: "¿Dónde estás ahora? Iré a buscarte."

Lorenzo respondió: "Sus piernas no están bien, venir no ayudará mucho, sería mejor esperar noticias en casa..."

"No puedo quedarme tranquilo en casa sabiendo que a tu hermana le pasó algo." Manuel lo interrumpió apresuradamente, "No te preocupes por mí, haz lo que tengas que hacer para encontrarla. Le diré a Lucas que me lleve hasta allí, me las arreglaré."

Su tono firme no dejaba lugar a discusiones.

Lorenzo conocía bien a su abuelo; si no le permitía venir, se angustiaría tanto en casa que podría terminar mal. Permitiéndole participar, al menos podría distraerse un poco, así que asintió:

"Estoy en el hospital del pueblo cerca del aeropuerto. Ya mandé a buscar a Lucas, le pediré que te recoja en el camino."

También le recordó: "No te preocupes sin razón, a Amandita no le pasará nada."

"Lo sé, voy a esperar a Lucas en la puerta."

Manuel los miró un momento, dudó y luego asintió, advirtiendo a Lía que cuidara de Elisa Sabín, quien ya estaba dormida, para que no se enterara de lo ocurrido con Amelia. Después, se apresuraron hacia el auto y partieron hacia el pueblo cerca del aeropuerto.

Cuando llegaron al hospital, Lorenzo aún esperaba ansiosamente noticias sobre Amelia y también había contactado a algunas personas para obtener información, aunque lo que pudo saber era limitado.

No recibía respuesta a las llamadas a Dorian, y Lorenzo no se atrevía a dejar el hospital por su cuenta.

Los padres de Clemente eran la única pista para encontrar a Clemente.

La policía ya había venido a interrogar a ambos.

Acostumbrados a hacer escenas, frente al severo interrogatorio policial, se mantuvieron firmes en que no sabían dónde estaba Clemente, incluso cuando la policía les advertía con severidad que encubrirlo era un delito de complicidad. Seguían actuando como si no les importara, elevando el tono si la policía se ponía más dura, quejándose de este o aquel dolor, acusando a la policía de maltrato, sin mostrar miedo alguno.

Sin embargo, terminaron admitiendo la llamada telefónica, insistiendo en que siempre era Clemente quien los buscaba y que nunca sabían dónde estaba ni qué estaba haciendo.