Mi Hijo, el Secreto Mejor Guardado romance Capítulo 8

¡Esto está mal!

Si Violeta llegaba a ver ese anillo, seguro le iba a ir tan mal que acabaría en el hospital.

Macarena era la mejor amiga de Violeta. Hace años, Ernesto solo mencionó de pasada que alguien como ella, que se colaba en las camas ajenas, no era buena compañía. Al poco tiempo, Violeta le dio tal golpiza que terminó internado.

Pensando en eso, Ernesto marcó a toda prisa.

—Violeta, hoy no vengas por mí. Mejor me voy en carro.

Al otro lado, ella aceptó sin problema.

—Qué bueno, tampoco quiero ver a Alfonsina, esa hipócrita. La puerta te la dejo abierta hasta las diez.

Ernesto tragó su enojo. Por mucho que criticaran a Alfonsina, Macarena era peor. ¿Cómo iba una huérfana que solo sabía meterse en camas ajenas a estar al nivel del heredero de la familia Barragán?

Claro que todo eso se lo guardaba. Si Violeta llegaba a enterarse, adiós boda.

...

En el centro del salón privado.

Fabián mantenía la expresión dura, contestando por compromiso a quienes se le acercaban. Luego fue por su saco.

Claramente ya se iba.

La gente, entendiendo la indirecta, le abrió paso.

Alfonsina, al ver esto, dejó su copa y lo alcanzó.

—Fabián, ¿ya llamaste al chofer?

Fabián asintió sin darle mucha importancia. Su expresión, tranquila y distante.

En realidad, la cena de bienvenida había sido idea de Alfonsina. Los demás no conocían bien a Fabián, pero ella llevaba más de veinte años tratándolo y sabía que detestaba los eventos llenos de gente.

Como presidente del grupo, a Fabián le tocaba asistir a muchas reuniones, pero Alfonsina siempre intentaba aliviarle la carga porque él la había apoyado tanto.

Durante los últimos siete años en Estados Unidos, Fabián trabajaba en Nueva York.

Cuando ella contó que su tutor no era bueno, Fabián se movió para presentarle a un profesor de renombre y consiguió que la transfirieran de una universidad modesta a una en pleno Manhattan.

Después de años de esfuerzo, Alfonsina logró graduarse como doctora en ingeniería computacional.

Además, mientras estudiaba, Fabián le consiguió un departamento de lujo. Solo el alquiler costaba setenta mil pesos al mes y estaba a cinco minutos caminando de la escuela.

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