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Sofía se sonrojó tras ser reprendida.
¿Es realmente tan terrible?
Si bien no poseía la habilidad de Ana, quien podía evaluar y restaurar antigüedades, además de alegrar a la doña García, ¡Sofía era bondadosa y pura!
Además, su belleza e inocencia eran innegables; caminando por la calle, incluso las agencias de talentos desearían representarla.
Por lo tanto, realmente no era tan mala.
—Señor Narciso, realmente no puedo seguir acompañándolo, puede buscar a alguien más. En la ciudad A, seguro que hay muchos modelos y actores dispuestos a acompañarlo. No tiene que insistir conmigo.
Narciso, visiblemente impaciente, replicó: —¿Cuántos de ellos tienen una reputación intachable? No sabes con cuántos hombres han estado, tú no eres como ellos.
Por alguna razón, había estado pensando mucho en ella últimamente.
Ella era joven, hermosa y también tenía un notable talento para ganarse el favor de los hombres.
Probablemente a los hombres de su edad les atraían mujeres un poco más jóvenes.
Sofía tomaba una profunda respiración, se giraba para abrir la puerta y salir: —¡Realmente no puedo seguir!
—Si te atreves a salir, mañana le mostraré a Salvador una foto de ti viniéndome a ver. Piensa bien las consecuencias —amenazó Narciso con una sonrisa maliciosa.
El rostro de Sofía cambió drásticamente: —¡Señor Narciso!
—No es que no hayas tenido relaciones sexuales antes, deja de fingir. Una vez que realmente te cases con Salvador, podré dejarte en paz. Después de eso, te transferiré algo de dinero. Solo tienes ventajas, piénsalo bien —Narciso sabía que podía manipular fácilmente a este tipo de mujeres jóvenes.
Estas mujeres podían resistirse verbalmente, pero cedían fácilmente ante una amenaza.
Sofía, de hecho, se detuvo.
No se atrevía a correr el riesgo.
Ella sabía muy bien que Narciso cumplía sus amenazas.
Ella se volvía a mirar a Narciso: —Lo que dice, señor Narciso, es que una vez casada con Salvador, usted ya no podrá buscarme.
—He sido siempre muy claro.
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