Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1016

Ana pensó en las dos cartas de doña Isabel y, luego, en su propio renacimiento.

Porque su renacimiento cambió su propio destino, y también el de muchas personas a su alrededor.

Como si fuera el efecto mariposa.

¿Podría esto haber afectado también a abuela García?

Al darse cuenta de esto, el rostro de Ana se puso pálido de repente.

Después de que doña García se puso de pie, vio que Ana la miraba pálida y de inmediato adivinó que Ana debía estar preocupada por ella.

Ella se apresuró a decir: —Es solo que he estado sentada mucho tiempo, me levanté demasiado rápido y me siento un poco mareada, no es nada, no te preocupes.

—Está bien, yo llevaré a la abuela —Ana caminó hacia Antonio y tomó a doña García de sus manos.

Doña García asintió con una sonrisa. —Vamos, vamos a comer primero.

Justo cuando se sentaron, llegó Alejandro.

—El tráfico estaba horrible.

Alejandro explicó brevemente.

Doña García bufó. —Te hemos esperado tanto que la comida se ha enfriado, ven a comer ya.

—Está bien.

Cuando Alejandro se acercaba, miró a Ana de reojo, viendo que su rostro estaba frío y pálido, no pudo evitar sentir un peso en el corazón.

¿Qué había pasado hoy después de que Ana fuera al trabajo?

Don Fernando también había sido muy evasivo, sin revelar ningún detalle.

En cuanto a Ana, parecía ocultarlo bien, pero él podía percibir su cambio de humor.

Ella escondía algo.

—Ya vi las fotos de su boda que ustedes dos tomaron, son muy hermosas. ¿El hotel ya está reservado? —La abuela García preguntó preocupada.

Dado que ya habían tomado las fotos de la boda, debían reservar el hotel para que la boda pudiera llevarse a cabo según lo planeado.

Él cuidaba de doña García todos los días y conocía bien su condición física, que claramente había empeorado en comparación con antes.

Aunque los médicos habían dicho antes que doña García no viviría muchos años más, verla en mal estado realmente dolía como si le clavaran agujas en el corazón.

Mientras los veía alejarse de Casa García, Antonio hizo un deseo. —Doña García solo espera verlos vivir juntos, seguros y sanos. Estos dos jóvenes realmente deben apreciarse el uno al otro.

—

Ellos salieron de Casa García y en el camino de regreso.

Ana conducía su coche, con el de Alejandro siguiéndola detrás.

Originalmente, Alejandro quería que ella se subiera a su coche y luego enviar a alguien a buscar el suyo más tarde, pero ella se negó.

Desde que fue a Casa García hasta que se marchó, Ana había estado algo distraída, incapaz de calmarse.

Las cartas de doña Isabel actuaban como un campanazo de advertencia para ella.

Ella agarraba con fuerza el volante.