Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1090

Las palabras quedaron en el aire.

Sofía se inclinó hacia el borde del edificio.

Parecía que con solo inclinarse un poco, podría caer desde esa altura.

Al ver esto, Ana advirtió: —El viento está muy fuerte; estarás en grave peligro si sigues así.

Por la actitud de Sofía, Ana estaba segura de que ella sabía que este tipo de acciones no conducirían a nada.

Recurrir a métodos extremos para recuperar el amor de alguien puede funcionar si esa persona aún te quiere.

Pero no tiene ningún efecto sobre alguien que ya no te ama.

Ana no creía que Sofía, siendo tan inteligente, no se diera cuenta de esto.

Al ver que ni Alejandro ni Salvador le prestaban atención, incluso cuando estaba a punto de saltar, mostraron total indiferencia, Sofía entendió que no importaba cuántas veces amenazara, Salvador no cambiaría de opinión.

Estaba desesperada y pesimista.

Fijó la vista en Salvador.

—¿De verdad no te importa? ¿De verdad vas a dejarme morir aquí?

Salvador no respondió, su actitud era clara.

Recurrir a métodos extremos para recuperar su amor no funcionaba con él.

Alejandro miró hacia abajo y le dijo a Ana: —Bajemos.

Ana asintió con la cabeza y le lanzó una mirada a Sofía. No tenía sentido quedarse, no serviría de nada.

Sofía, al llamarlos, solo quería confirmar algunas cosas, o tal vez esperaba ver en ellos la miseria de ser rechazada, o incluso ver si Alejandro, al menos, sentiría algo de compasión.

Su rostro se puso blanco.

De repente, comenzó a reír a carcajadas.

—No puedo creer que al final lo haya perdido todo. ¡No me queda nada! Salvador, ustedes, los capitalistas, son tan hábiles manipulando a la gente. ¡Sabían perfectamente todo sobre mi situación, pero esperaron el momento adecuado para contártelo! ¡Cuando pensé que me amarías y nos íbamos a casar, fue entonces cuando ellos te contaron todo! ¡Es tan cruel! Y Narciso, siempre lo llamaba "señor Narciso", esperando que me ayudara, ¡pero me drogó y me maltrató una y otra vez! Pensé que era lista, y al final, ¡lo perdí todo! ¡Qué odio! ¡Qué tristeza!

Ya no tenía nada que hacer para recuperar el amor de Salvador.

Solo le quedaba usar un método extremo para intentar que él la amara de nuevo.

La mirada de Salvador se volvió más compleja. Después de todo, era una mujer que había amado durante muchos años, y eso le generaba algo de compasión.

—Vete de la ciudad A y empieza de nuevo. No sigas con esos juegos de manipulación, así no cometerás los mismos errores otra vez. Patricia, has logrado suficiente.

Sofía, como si no hubiera escuchado las palabras de Salvador, murmuró para sí misma: —¿Dejar la ciudad A? ¡Dejar la ciudad A! ¡No quiero dejar la ciudad A! ¡Aquí están todos mis sueños! ¿A dónde puedo ir si dejo la ciudad A? ¡Tú no me quieres, ¿y qué voy a hacer ahora?!