Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1199

—Hace mucho tiempo que no nos veíamos. —Lourdes fue la primera en saludar.

Varios años habían pasado, y ella había dejado atrás los eventos del pasado. Tras tres años sin ver a Salvador, Lourdes se sentía completamente tranquila.

Cuando se fue al extranjero, en ocasiones pensaba en los conflictos que había tenido con Salvador.

Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, hacía mucho que no pensaba en él.

Definitivamente, el tiempo es el mejor curandero.

—Hace mucho tiempo. —Respondió Salvador, mirando a Lourdes directamente, sintiendo un peso en el pecho.

Después de varios años sin verse, este reencuentro solo reforzó la percepción de Salvador de la indiferencia y la falta de sentimientos de Lourdes hacia él.

¿Realmente había superado todo lo que sucedió hace tres años?

Lourdes asintió con una sonrisa, quedándose sin palabras por un momento, sin saber qué decir a Salvador, solo pudiendo mirar hacia Ana con algo de incomodidad: —Necesito ir al baño.

—¿Quieres que te acompañe? —Preguntó Ana.

Lourdes negó con la cabeza.

La mirada de Salvador seguía a Lourdes.

Hasta que Lourdes desapareció de su vista, Salvador retiró la mirada y luego miró a Ana: —¿Cómo has estado estos años?

Desde que Alejandro tuvo problemas en Arena Blanca, Ana se había alejado de la ciudad A y había pasado tres años fuera. Durante ese tiempo, la gente de la ciudad A gradualmente olvidó a Alejandro.

Pero Ana y Marta, quienes fueron las más afectadas por los problemas de Alejandro, eran bien conocidas por sus amigos cercanos.

Ana realmente era responsable y genuinamente devota a Marta, cuidándola continuamente en Arena Blanca. Si hubiera sido otra persona, lo primero en lo que habrían pensado tras los problemas de Alejandro habría sido cómo llevarse la mayor cantidad de propiedad posible.

Por eso, sus amigos siempre tenían un gran respeto por Ana.

Ana sonrió y respondió: —Bien, ¿y tú?

Al pensar en esto, sentía un dolor en el pecho

Ana negó con la cabeza: —No habló mucho de eso, tú...

—Yo soy bastante aburrido, fui yo quien propuso cancelar el compromiso y también fui yo quien se arrepintió después. Sí, después de estos años, me he dado cuenta de que nadie puede reemplazarla. Si su prometido la trata bien, le deseo lo mejor, si no la trata bien, esta vez no la dejaré ir. —Después de decir esto, Salvador tomó una botella de vino tinto que estaba a un lado y se la bebió de un trago.

Ante esto, Ana no sabía qué decir.

A veces el corazón humano es así de complicado.

No valoramos lo que tenemos cuando lo tenemos, y solo sentimos un dolor extremo cuando lo perdemos.

—¿Has oído hablar de alguien llamado Gonzalo en Arena Blanca? —Salvador preguntó de repente.

Ana nunca había oído ese nombre: —No, nunca.