Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1244

Pablo escuchó un sonido y miró hacia Ana.

Estaba a punto de preguntarle por qué no contestaba el celular cuando, de reojo, vio el nombre de Gonzalo en la pantalla de videos.

¿Qué pasaba con este Gonzalo?

Ana contestó el video.

La cara de Gonzalo apareció en el celular.

Se podía ver por el fondo detrás de Gonzalo que probablemente estaba en un hotel.

—¿Qué necesitaba el señor Gonzalo? —preguntó Ana directamente.

Gonzalo, al ver que Ana estaba en un auto, no le respondió de inmediato, sino que preguntó: —¿Estás conduciendo?

—No, un amigo conduce —respondió Ana mirando a Pablo.

Pablo le guiñó un ojo a Ana, lleno de preguntas. ¿Cuándo habían añadido a Gonzalo en WhatsApp?

Hace un par de días, en la cena benéfica, Gonzalo todavía mostraba una actitud fría y distante hacia Ana. Y ahora, en este video, la actitud de Gonzalo hacia Ana era evidentemente preocupada, incluso le preguntaba si estaba conduciendo.

Como hombre, sintió un sentido de crisis.

¡Este Gonzalo definitivamente tenía algunas intenciones extrañas hacia Ana!

Gonzalo dijo: —El método de masaje para el dolor de cabeza que me enviaste fue realmente útil, gracias.

Ana sonrió: —De nada, me alegra que te haya servido.

Resultaba que la razón por la que le hizo la videollamada era simplemente para agradecerle, algo muy sencillo para ella.

—Si tienes tiempo, podríamos comer juntos, ¿qué tal mañana al mediodía? —dijo Gonzalo directamente su intención detrás de la llamada.

Ana se quedó sorprendida un momento. —No tiene que ser tan cortés, señor Gonzalo, mañana tengo que tomar un vuelo.

Gonzalo se sorprendió brevemente, luego asintió con la cabeza. —Está bien.

Gonzalo dejó de lado sus pensamientos y fue a abrir la puerta.

Verónica estaba allí, con una sonrisa radiante. —Un compañero de la universidad se puso en contacto conmigo, está de viaje de negocios en la ciudad A, y hemos quedado en vernos, me voy ahora mismo.

Gonzalo tenía trabajo por hacer hoy, y la apertura de la nueva sucursal realmente lo mantenía ocupado.

Estos días, Verónica había tratado de estar lo más posible con Gonzalo, primero para demostrar su dominio ante los demás, y segundo para evitar que Gonzalo y Ana tuvieran la oportunidad de encontrarse a solas.

Ana le causaba a Verónica una profunda sensación de crisis.

La persona con la que Verónica iba a encontrarse no era un compañero de universidad, sino un detective privado; algunas cosas es mejor discutirlas en persona.

Gonzalo asintió con la cabeza. —Ve, cualquier cosa llámame.

—Cuida de ti mismo cuando estés ocupado, y si te duele la cabeza, asegúrate de descansar —le advirtió Verónica, preocupada de que Gonzalo no se cuidara adecuadamente.

Gonzalo asintió.