Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1258

Ana se aferraba nerviosa a su celular.

De repente, sus oídos no pudieron escuchar nada.

—Podemos esperar a que Eduardo regrese y se recupere un poco, quizás recordara más cosas,— dijo con entusiasmo Bryan, al ver que Ana no respondía, sabiendo el impacto que esto tenía en ella.

No era diferente al impacto de hacía tres años, cuando Ana había recibido por primera vez la nefasta noticia de la desaparición de Alejandro y Eduardo.

Ana murmuró con suavidad, —está bien, ya lo sé. Por favor, infórmame sobre el horario del vuelo de Eduardo, iré a recogerlo.

Poco después de terminar la llamada, Bryan le envió la información correspondiente del vuelo.

A continuación, ella, de manera entumecida, canceló su propio boleto de avión.

Estuvo distraída durante mucho tiempo.

—¿Anita?

—¿Anita?

Elena entró y vio a Ana absorta, pálida sin un ápice de color, como si un pensamiento bastante preocupante la estuviese atormentando.

Estaba preocupada.

Llamó a Anita una vez y no obtuvo respuesta alguna, así que la llamó de nuevo.

Ana volvió en sí y miró confundida a Elena, que estaba llena de preocupación, y dijo, —Mamá.

—¿En qué estabas pensando? ¿Pasa algo o te sientes mal? — Elena preguntó varias veces.

La persona que más le dolía ahora era Anita.

Estos años Anita había estado en el extranjero, intentando encontrar a Alejandro, y aunque todos conocían muy bien la situación de Alejandro, no querían que Anita perdiera la esperanza.

Viendo a Anita con esa expresión de pérdida, realmente le dolía el corazón y estaba preocupada.

Finalmente, sin más remedio, Ana contestó.

—Ana, soy Patricia, sé que quizás no quieras atender mi llamada. Es solo que en este momento no puedo pensar en nadie más,— la voz de Patricia sonaba muy angustiada.

Ana, impaciente, dijo, —Habla, ¿qué pasa?

—Es sobre mi padre, él ha estado manteniendo una amante y ha estado causando problemas, con divorciarse de mi madre estos días, y ella no lo está llevando bien, su salud mental está empeorando. Hoy la llevé a ver a un psicólogo, y ella está ahora algo más estable. Pero mi padre... él y mi madre siempre habían sido muy amorosos desde que tengo memoria, casi nunca discutían. No entiendo cómo ahora, por una mujer externa, él querría divorciarse de mi madre. Entonces... ¿podría ser que la amante de mi padre haya usado tal vez algo malévolo?— Patricia preguntó con un tono algo incierto.

Claramente, su suposición sobre si era por algo malévolo era solo eso, una suposición, y no estaba segura.

Ana comprendió de inmediato la situación tan desesperada de Patricia a partir de su relato.

Luego, le hizo algunas preguntas más.

Finalmente concluyó, —No podemos estar seguros de que sea por algo malévolo, pero según lo que dices, si tu padre siempre había tenido amantes, parece poco probable que sus intencipnes vayan más allá de querer divertirse un rato.