Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1272

Él continuó hablando, pero su voz era tan baja, tan rápida y apresurada, que resultaba slgo difícil entenderlo.

Ana seguía sorprendida por haber escuchado el nombre de Gonzalo de manera inesperada.

Ni Bryan ni los psicólogos y guardaespaldas que habían venido con él desde el País de la Arena Blanca habían mencionado que Eduardo conociera a Gonzalo.

Ella pensó por un momento, que tal vez estaba pensando demasiado, que el nombre de Gonzalo podría haber sido un error de audición, quizá simplemente una coincidencia, ya que había muchas personas encerradas en la fábrica subterránea junto con Eduardo.

Eduardo había dormido durante dos horas y aún no despertaba.

Justo en ese momento llegaba Bryan.

Bryan lucía un poco cansado ese día, como si no hubiera dormido bien la noche anterior.

—¿Dijiste que mencionó a Gonzalo?— Bryan se sorprendió muchísimo al oír lo que Ana decía.

Ana lo confirmó: —Solo estábamos nosotros dos en la habitación y estaba muy tranquilo, estoy segura de que no escuché mal.

Bryan miró con cierta incredulidad a Eduardo, que dormía profundamente: —Si el Gonzalo que mencionó es el que conocemos, ¿cómo lo conoce?

Esa pregunta tendría que esperar un poco hasta que Eduardo despertara y estuviera en buen estado mental para responder.

Ana, pensativa, dijo: —Bryan, tengo la intuición de que Alejandro todavía está vivo.

Esa intuición podría parecer algo increíble, pero Ana simplemente lo sentía.

Bryan desvió de inmediato la mirada sin decir nada.

El silencio llenó la habitación por un momento.

Luego, Bryan comenzó a hablar de nuevo: —Beatriz y Mauricio... ¿sabías?

Ana levantó instintiva la mirada hacia Bryan: —¿Todavía no has superado a Beatriz?

Bryan, con una mirada triste y una sonrisa forzada, respondió: —No importa si la supero o no, solo espero que ella esté bien y que alguien la ame.

Ana se sorprendió por la repentina claridad de Bryan y confirmó diciendo: —Sé que a Mauricio le gusta Bea; tal vez Bea también siente algo por él.

No fue suficiente para despertar a Eduardo, que aún dormía.

Caminando fuera de la habitación mientras contestaba, dijo: —Sí, iré a tu casa esta noche.

Fuera de la habitación, apoyado simplemente contra la pared del pasillo, escuchaba a Rocío preguntarle con suavidad qué le gustaría cenar esa noche.

De repente, recordó los costillares que Beatriz solía prepararle: —Comamos costillas.

Después de hablar brevemente, colgó.

Justo cuando estaba por regresar a la habitación, de repente vio a Gonzalo.

Recordó de golpe lo que Ana le había dicho hacía un instante.

Avanzó rápidamente hacia él.

—Presidente Gonzalo, ¿conoce usted a Eduardo?— le preguntó Bryan directamente.