Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1296

Una frase distante e indiferente dejó claro a Ana que ahora Alejandro casi no confiaba en ella.

Para el Alejandro de aquel momento, que ella lo hubiera seguido desde la ciudad A hasta allí, después de investigar a fondo su paradero, no era sorprendente que él desconfiara de ella.

Tras recomponerse con rapidez, sacó algunos documentos de su bolso.

También había unas fotos.

En ellas aparecían Gonzalo, quien antes usaba gafas, y Alejandro.

Fue debido a que Gonzalo llevaba gafas, era fácil distinguir las diferencias entre los dos hombres, incluso en su aura.

Cuando Alejandro vio las fotos, no mostró ninguna emoción, solo las miró de un ligero vistazo y también revisó apresurado un documento.

—Tú y Gonzalo tuvieron un terrible accidente de auto hace más de tres años en el mismo lugar. Casi todos murieron en ese fatídico accidente, y tú fuiste lanzado fuera del auto. Luego, fuiste confundido con Gonzalo y llevado al hospital, mientras que el verdadero Gonzalo y tu asistente fueron capturados y llevados a un lugar donde controlaban día a día sus movimientos...— explicó Ana en detalle tratando de mantenerse calmada.

Pero los recuerdos de hace más de tres años aún le causaban mucho dolor.

Sin embargo, logró explicarle algunos detalles a con exactitud Alejandro.

Bajo la narrativa de Ana, Alejandro comenzó cuidadoso a leer el documento.

Sobre algunas investigaciones pasadas, estos documentos eran más detallados de lo que él había investigado.

Sin embargo...

Lo que ahora le intrigaba más era: —Si yo soy Alejandro, ¿qué relación entonces, teníamos tú y yo antes?

Ana se sorprendió muchísimo por la pregunta. En las fotos y documentos que proporcionó, de hecho, no había explicación alguna sobre su relación con él.

Porque en los reportajes de medios anteriores, no había noticias sobre ella y Alejandro.

Ella encontró su mirada y dijo lentamente: —Nosotros éramos esposos.

Luego, sacó apresurada los certificados de matrimonio.

Sin embargo, ese día el servicio ya había preparado la cena y se había ido, y a esa hora Alejandro debería haber regresado. ¿Por qué aún no había regresado?

Se sentía ansiosa de forma inexplicable, así que enseguida llamó a Alejandro.

Nadie contestó el celular.

Luego llamó a su psicólogo y, después de preguntar, le dijeron que Alejandro había terminado su sesión como de costumbre y se había ido.

Insegura, preguntó con cierta curiosidad: —Doctor, ¿es posible que el señor Gonzalo haya recuperado su memoria?

Desde el principio, ella no estaba de acuerdo con que Alejandro viera a un psicólogo.

Porque también temía que recordara el pasado, así que siempre le decía que el pasado no importaba, que lo importante en este momento era su futuro.

Pero, aun así, él había programado citas con el psicólogo. Por fortuna, en esos años aún no había recordado nada.