Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1394

En ese momento, Ana acababa de dejar su celular, que aún no se había bloqueado, y fue al baño.

Ya se había desvestido cuando escuchó sonar el celular.

Entonces, le dijo a Alejandro, que estaba fuera del baño: —Mira quién me mandó un WhatsApp.

Temía que alguien la necesitara con urgencia.

Hoy era un día laboral y ella había pedido permiso para asistir a la boda de Francisco.

Alejandro respondió afirmativamente, luego tomó el celular de Ana.

Como conocía la contraseña de desbloqueo, podía abrirlo sin problema, incluso si estuviera bloqueado.

Al ver que el mensaje era de Ignacio, levantó sutilmente una ceja. Ese Ignacio...

Sí, Eduardo tenía razón: Ignacio definitivamente tenía intenciones hacia Ana.

No le gustaba espiar los secretos ajenos, pero inevitablemente vio el historial de chat entre Ana e Ignacio, donde ambos parecían bastante cercanos.

Finalmente, su mirada se posó en un video.

Era Verónica.

Al verla besando a alguien, Alejandro volvió a arquear una ceja.

—¿Quién es? —preguntó Ana desde el baño.

Alejandro no abrió el video; no estaba interesado en escenas de besos ajenas. —Es Ignacio. Te envió un video de Verónica besando a otra persona. ¿Quieres verlo ahora o después?

Desde el baño, Ana se tensó al escuchar las palabras de Alejandro.

Se sintió un tanto incrédula.

¿Alejandro había mencionado a Verónica besando a otra persona con demasiada calma?

Incluso parecía más tranquilo que cuando ella lo había visto con sus propios ojos.

—Después, me voy a duchar primero —respondió.

Durante los últimos días, había estado investigándola, principalmente para recopilar información que pudiera ser útil en cualquier momento. Después de todo, Verónica era como una bomba de tiempo. Nunca se sabía cuándo podría estallar.

Por su parte, Alejandro, después de ducharse en la habitación de huéspedes, regresó y no pudo evitar sonreír irónicamente al leer la respuesta de Eduardo.

La frase "usted tiene a alguien a quien besar" lo hizo mirar hacia el baño.

Podía escuchar el sonido del secador de cabello.

De repente, sintió un deseo crecer dentro de él.

—

A la mañana siguiente.

Ana se miraba en el espejo y no pudo evitar lanzar una mirada fulminante a Alejandro, quien se cepillaba los dientes a su lado.

—Todo es culpa tuya. Mira lo que has hecho. No puedo cubrir esto ni con base, y como el clima aún no está tan frío, usar una bufanda se vería muy forzado. Decir que fue una picadura de mosquito o una alergia... definitivamente nadie lo creería. Básicamente, sería revelar la verdad sin querer.