Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1481

Viendo la sonrisa en el rostro de Ana, quien llevaba un pijama igual al de él, un conjunto de pareja.

Todos esos sentimientos desordenados en lo profundo de su corazón desaparecieron sin dejar rastro alguno: —Hagámoslo juntos.

Ana entusiasmada abrazó a Alejandro: —¿Qué te gustaría comer?

Alejandro bajó la mirada hacia la mujer en sus brazos, una sonrisa iluminaba sus brillantes ojos: —Déjame pensar.

—Abre el refrigerador y echa un ligero vistazo. —Dijo Ana mientras se dirigía a abrir la puerta del refrigerador.

De repente, se sintió elevada del suelo.

Al instante, se dio cuenta de que Alejandro la había levantado en brazos.

—Alejandro, ¿qué estás haciendo?

—Primero hagamos el amor, luego cocinaremos. ¿Qué te parece?

—Espera... espera un momento...

—Ah...

...

Tres días después.

En un casino subterráneo.

El sonido de las fichas resonaba por todo el edificio.

Muchos estaban eufóricos, mientras que otros estaban algo cabizbajos.

Algunos ganaban con gran alegría, otros tan solo perdían hasta apostar objetos valiosos.

Entre ellos estaba Lucas.

Media hora antes, frente a él se amontonaban las fichas, y la gente a su alrededor lo felicitaba entusiasta.

Sin embargo, en solo media hora.

Las fichas que tenía delante ahora eran solo unas cuantas.

Sus ojos estaban rojos, fijos en las cartas frente a él.

Los 150,000 dólares que acababa de recibir eran todo el dinero que le quedaba. Las fichas sobre su mesa, si las cambiara por dinero, en ese momento no serían más que unos cuantos miles de dólares. ¡Había ganado decenas de miles de dólares hace tan solo un momento!

Pensaba que hoy estaba teniendo suerte y que podría recuperar todo el dinero que había perdido antes, tal vez incluso ganar otros cientos de miles de dólares al final.

Y ahora, de nuevo se había quedado sin nada.

¡Ahora de nuevo era un pobre miserable!

—¿Quieres que te preste algo de dinero? Quizás puedas cambiar tu suerte —alguien dijo de repente al lado.

Lucas escuchó eso.

¿Cómo cambiar la suerte?

Sí, ¡eso es lo que necesitaba!

Unas horas más tarde.

Amanecía.

Lucas llegó a la escuela mareado.

Llamó en ese momento a Haila.

La llamó varias veces hasta que por fin Haila contestó.

—¿Qué necesitas? —La voz de Haila era muy distante.