Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1505

Ana se mostró sorprendida: —No me lo mencionó, pero enamorarse es algo magnifico.

—Ignacio es una persona que no se enamora fácilmente, así que cuando tenga tiempo voy a preguntarle todos los detalles cuando vaya a casa. A la edad de Ignacio, la mayoría ya están casados y yo también quisiera tener un sobrino o sobrina con quien jugar. —Expresó Haila, de repente llena de esperanzas.

Si Ignacio se casara y trajera un nuevo miembro a la familia, y luego naciera una nueva vida, ese hogar se convertiría verdaderamente en un acogedor hogar.

Ana sonrió: —Ese día llegará pronto, esperémoslo juntas.

—Siento que si Ignacio se casa, ¡yo seré la que lo apure a tener hijos! —Haila, al imaginar que en otras familias usualmente son las suegras quienes presionan por la llegada de sus nietos, y en su caso sería ella, la futura tía, encontró que tenía mucho sentido visual.

El malestar que había sentido antes desapareció por completo con esta especulación.

...

El asunto de Verónica y Lucas terminó siendo un verdadero espectáculo.

Con la detención de Lucas, este asunto también llegó a su fin.

Sin embargo, también provocó muchas discusiones sobre Lucas.

Muchos pensaban que Lucas se estaba autodestruyendo. Si Lucas hubiera completado sus estudios seriamente, con su inteligencia seguro tendría un futuro prometedor, y habría encontrado a alguien, quien lo hubiese amado por lo que en realidad él era.

Pero era demasiado joven y, codicioso creyendo que podía manipular los corazones a su antojo.

Usó a otras chicas como peldaños hacia su éxito, intentando aprovecharse de todo.

Pero ignoró los verdaderos sentimientos que esas chicas tenían por él.

Este final fue un castigo bien merecido, así como el resultado de sus propias malas acciones.

Sin embargo, lo que sorprendió demasiado a Ana fue que, unos días después, Verónica volvería a buscarla.

Durante esos minutos, Ana mantuvo la paciencia de Job.

Pero Verónica, con los ojos enrojecidos, estalló en ironía: —¿Te alegras de verme en esta situación?

—No. —Respondió Ana, de manera breve y decisiva.

Verónica, enfrentando los limpios y brillantes ojos de Ana, de repente se sintió algo ridícula: —Sé que no te burlas de mí. Desde la primera vez que nos vimos, no me tomaste muy en serio, y después de saber que Gonzalo era Alejandro, tampoco me consideraste. Siempre has sido como una persona ajena a todo lo sucedido, y no entiendo qué hice mal para que el destino me castigue de esta manera. Ana, he oído que puedes cambiar el destino de las personas y expulsar los espíritus malignos. No lo creía antes, pero ahora sí, estoy segura. ¿Podrías ayudarme?

Ella sentía que simplemente había tenido mala suerte y necesitaba revertirla.

Ana se quedó pensativa: —No soy tan poderosa como dices. Lo que te está pasando no es culpa de nadie más, y no hay nada que pueda hacer.

—¿Así que no quieres ayudarme, verdad? Sabes que no tengo dinero, por eso no quieres ayudarme. Ana, estos días siempre pensé que eras una buena persona, pero ahora veo que eres muy falsa. Puedes ayudarme, ¡lo sé! ¿Cómo puede ser mi mala suerte no causada por otros? Además, quiero saber si pusiste un espíritu maligno a mi alrededor para robarme a Alejandro y así mismo mi buena suerte. —Verónica fijó su mirada en Ana, y cada palabra que pronunciaba aumentaba de manera gradual la impaciencia en los ojos de Ana.