Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 162

Ver a Ana y Manuel bromeando juntos, como si Manuel fuera realmente el hermano mayor, hacía que Sergio se enojara aún más.

—Vamos, vamos a ver —dijo José dirigiéndose hacia donde estaba Ana.

Sergio frunció el ceño. —Ella ni siquiera nos presta atención. ¿Vamos a acercarnos solo para que se burlen de nosotros?

—No hables tanto, solo ve.

—Está bien.

En la orilla del lago, muchas personas habían venido en grupos a acampar.

El azul del agua era realmente relajante.

—Pronto, nuestra familia debería venir aquí a acampar. Mira aquella gran familia reunida, qué cómodo se ve. ¿Recuerdas cuando éramos niños y te llevé a jugar en el agua? Cuando mamá nos descubrió, no me atrevía a acostarme boca arriba por días; temía lastimarme el trasero, incluso caminaba con el trasero en alto durante varios días —recordaba Manuel, un momento embarazoso de su infancia.

Ana recordó: —Mamá te golpeó el trasero con la escoba del jardín, ¿verdad? Esa escoba incluso se rompió.

—No le guardo rencor a mamá. Ese verano, varias personas de nuestra edad se habían ahogado en el río. Mamá tenía miedo de que nos pasara algo —ahora Manuel también pensaba que habían sido muy inconscientes en su infancia.

Ana recogió una piedra del suelo y la lanzó al lago.

La piedra rebotó sobre el agua formando cinco o seis arcos antes de hundirse finalmente.

Los ojos de Manuel brillaron, competitivo: —¡Anita, lo haces bien! ¿Has estado practicando a escondidas de mí?

Él también agarró un puñado de piedras y empezó a lanzarlas al lago.

—¡Esto es talento natural!

Como en casa solo tenía hermanos y no hermanas, Ana usualmente jugaba juegos que les gustaban a los chicos.

Este juego de lanzar piedras al agua, ella, Manuel y Javier podrían pasarse horas jugándolo.