Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1644

—No, es la pesadilla de Ana la que está por comenzar.

Ella entrecerró los ojos al mirar la imagen de Ana en el protector de pantalla.

...

En el restaurante.

Ana llegó como había acordado.

Siguiendo las indicaciones, se acercó a donde estaba Susana.

Al escuchar leve el ruido, Susana de inmediato levantó la cabeza y miró hacia Ana.

Sus miradas se encontraron.

El rostro de Ana era indiferente, sin mostrar demasiada emoción.

En cambio, Susana, al ver a Ana, parecía tener miles de emociones en sus ojos, aunque llevaba una sonrisa forzada , el frío en su mirada era ineludible.

—Hola. —Dijo Ana primero.

Susana también dijo: —No pensé que vendrías a verme.

Ana se sentó.

Luego observó a Susana frente a ella.

Solo con esa mirada que intercambiaron al principio, se podía intuir con claridad que Susana no venía con buenas intenciones.

—Traes contigo muchos objetos malignos, ¿verdad? ¿alguien te ha dicho alguna vez que estos objetos podrían volverse contra ti? —Ana dijo esto mientras miraba fijamente entre las cejas de Susana.

Donde se podía ver una profunda sombra oscura en su frente.

Quien usaba objetos malignos para hacer daño debía estar preparado para sufrir sus consecuencias.

Susana, al oír esto, no pareció estar preocupada: —¿Volverse contra mí? ¿Qué me va a hacer? Deberías estar más preocupada tú. Sé muchas cosas sobre ti, Ana, que cambiaste tu destino y el de muchos otros al renacer. ¿Se siente bien?

Debería sentirse bien.

Y su corazón se tranquilizó.

Sin embargo, estaba impactada de que Ana pudiera haber adivinado todo con tanta precisión. Esos detalles eran solo cosas que ni el mejor detective privado podría descubrir.

Lo que un detective podría descubrir quizás sería solo aquello que las personas cercanas a ella ya sabían.

—¿Quién te dio este rosario? —Ana cambió de forma abrupta el tono de la conversación, observando a Susana con una mirada que se volvió extremadamente severa.

El susto hizo que Susana temblara con violencia.

Susana respiró hondo, influenciada de manera inconsciente por los años de convivencia con Alejandro, Ana también había desarrollado un aura imponente.

—Es una habilidad con la que nací, ¿acaso te asusta? Después de todo, era un secreto que solo tú conocías, y ahora yo también lo sé. —Susana miró fijamente a Ana y le preguntó.

Después de examinar con detalle el rosario por unos segundos, Ana retiró su mirada y luego sonrió.

Susana puso mala cara: —¿De qué te ríes?