Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1648

—¿Victoria?

Ana miró bastante sorprendida a Victoria, quien vestía una túnica ensangrentada, llevaba el cabello largo hasta la cintura y el rostro cubierto con una capa gruesa de maquillaje, aparentando ser un fantasma.

No esperaba encontrar a Victoria aquí.

Claramente, era una empleada del juego de escape room.

Victoria tampoco esperaba encontrarse preciso con Ana tan pronto.

Y menos en este tipo de circunstancias.

Por suerte, el grueso maquillaje en su rostro ocultaba su desconcierto momentáneo.

—Yo... hace poco comencé a trabajar aquí, acabo de conseguir este empleo.

Después de decir esto, suspiró aliviada.

Habían ocurrido demasiadas entre ella y Ana anteriormente, y Victoria había estado confundida, casi al borde del colapso de su visión del mundo, causándole muchos problemas a Ana, quien finalmente la ayudó, por lo que se sentía demasiado avergonzada.

Además, su actual apariencia era bastante aterradora.

Ana sonrió y saludó: —Ya veo, pues de mi parte te deseo mucho éxito en tu trabajo.

Después de un breve saludo con Victoria, Ana continuó el juego con sus colegas.

Al ver que Ana no despreciaba su trabajo, sino que mostraba una actitud bastante tranquila, Victoria de repente entendió por qué Alejandro había amado solo a Ana durante tantos años.

A pesar de las numerosas tentaciones, Alejandro nunca había vacilado en el amor hacia Ana.

Para Ana, no había trabajos superiores o inferiores, solo importaba estar en paz consigo misma y los demás.

De repente, Victoria sintió una energía dentro de sí.

Una energía que la impulsaba a seguir adelante, a mejorar paso a paso por sí misma, incluso sin la vida de dama aristocrática en una casa poderosa, estaba en paz con su tranquila conciencia, sin necesidad de usar su cuerpo para complacer a ese miserable del Enrique.

¡No podía permitirse complacer a Enrique, ni convertirse en un objeto de uso! La adversidad en casa, aunque podría vender su cuerpo una vez, no resolvería el problema de raíz.

Hablaron un momento con Judith y luego se fueron, preocupados por quedarse demasiado tiempo en la habitación y no dejar que Judith descansara de forma adecuada.

En el camino a casa, Ana recibió una inesperada llamada de Beatriz, quien también daría a luz en un par de meses.

Ana se sentía feliz al ver que las personas a su alrededor tenían buenas noticias.

Aunque Manuel y Javier seguían ocupados con sus carreras y ni pensaban siquiera en relaciones amorosas o matrimonio, todos estaban felices, cada uno consumidos con su propia felicidad.

En cuanto a ella y Alejandro, también tenían un futuro bastante prometedor.

—¿En qué estás pensando? —Preguntó Alejandro.

Ana se recostó en el pecho de Alejandro, abrazándolo.

—Estoy pensando en lo afortunada que soy, tener tu hermosa compañía en esta vida, realmente es una gran felicidad.

Alejandro le acarició suavemente la cabeza: —Yo también estoy feliz.