Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1650

Frente a la escuela infantil.

Eran las tres y media de la tarde y los estudiantes de todos los grados comenzaban a salir de manera gradual.

La entrada estaba abarrotada de gente por doquier y los autos estaban estacionados a lado y lado.

Ana finalmente encontró un sitio para estacionar cerca y se apresuró hacia la fila en la entrada de la escuela infantil.

Al llegar, se dio cuenta de que aún faltaban diez minutos para las tres y media.

Normalmente, ella y Alejandro se turnaban para recoger a los niños, pero la mayoría de las veces era Antonio quien venía a recogerlos.

Esa mañana, había acordado con su pequeña Josefina García que saldría temprano del trabajo para recogerla.

Desde que Josefina comenzó a asistir a la escuela infantil y a hacer nuevos amigos, sus ideas y demandas habían aumentado enormemente.

Pensando en su hija, la sonrisa de Ana crecía de manera involuntaria.

El tiempo pasaba con rapidez y los niños de los primeros grados empezaron a salir.

Los maestros guiaban a los adorables niños hacia fuera.

Ana había llegado diez minutos antes, por lo que estaba justo primera en la fila.

Así, la pequeña Josefina la vería en cuanto saliera.

Sin embargo, al observar detenidamente, Josefina no estaba entre los niños. Justo cuando Ana comenzaba a preguntarse, la maestra de la pequeña Josefina se acercó y le dijo: —Madre, Josefina, va a tomar un poco más de su tiempo. Josefina y Julieta han tenido un altercado y necesitamos que usted y Catalina, la madre de Julieta, se queden un poco más para hablar en el aula.

¿Un altercado?

Parecía ser algo más serio que una simple pelea entre niños.

Era pues un asalto al olfato.

—¿Usted es la madre de Josefina, verdad? No entiendo cómo educa a su hija. Su hija siempre está molestando a nuestra Julieta. ¿Por qué no la supervisa mejor? —Al ver a Ana, Catalina se sorprendió inicialmente, pero luego lanzó su ataque.

Siempre había considerado que era la madre más bella de la escuela infantil.

Pero al ver a la madre de Josefina, se sintió de inmediato insatisfecha.

¿Acaso había recurrido a cirugías estéticas o tal vez tratamientos? De otro modo, no entendía cómo su rostro podía estar libre de arrugas y ser más hermoso que el de muchas estrellas de cine.

Ana, con el rostro sombrío y sin expresión, respondió: —Aún no hemos comprendido lo sucedido, hablemos después de conocer todos los detalles.

—¿Necesitamos conocer todos los detalles de este malentendido? Es evidente que usted no sabe educar a su hija. ¡Ya le dije que nuestra Julieta es la más obediente y comprensiva del plantel! Si hubo un conflicto, seguro fue culpa de su hija. —Catalina estaba completamente convencida de que su Julieta no podía haberse equivocado.

Ana no quería perder el tiempo con una madre que carecía por completo de sentido común, intentar comunicarse con ella era algo inútil. La lógica normal simplemente se convertía solo en decoración al tratar con ese tipo de gente.