Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1673

Aunque Javier realmente tuviera problemas respecto a su orientación sexual u otros asuntos, no sería probable que viniera a hablar con él.

Sin embargo, el carácter de Manuel es interesante; no oculta sus pensamientos frente a su familia y dice lo que piensa.

—Tienes razón, si no habla conmigo, mucho menos lo haría contigo —respondió Manuel, dejando de preocuparse por eso.

Después de todo, pronto sabrían si la persona que Manuel había traído era hombre o mujer.

Pasaron unos diez minutos y Javier llegó.

—Mamá, señor Samuel, ya estoy aquí. Esta es mi novia, Yolanda Ríos.

La joven que entró con Javier parecía tener entre veinticuatro o veinticinco años, con cabello negro que caía sobre sus hombros, piel blanca y unos ojos que sonreían hacia ellos, curvos como medialunas, con una mirada clara y conmovedora.

Parecía ser una chica maravillosamente hermosa.

Ella estaba al lado de Javier, apenas llegando a su hombro.

A primera vista, parecían muy compatibles.

A esa edad, los jóvenes enamorados siempre parecen hermosos.

—Buenas, señora, señor —saludó Yolanda a Elena y a Samuel.

Luego observó cómo Javier saludaba y ella lo imitó.

Ana no pudo evitar sonreír, susurrando a Alejandro: —Ves, a veces no puedes tomar demasiado en serio lo que dicen los hombres. Mira a Javier, que durante años decía que no se casaría, que no quería novia, que las relaciones amorosas no tenían sentido. ¡Mira, en pocos años ya tiene novia!

Además, se notaba que Elena estaba muy complacida con la novia de Javier.

También era evidente que Javier quería mucho a Yolanda; cuando alguien ama a otro, es imposible ocultar los sentimientos en la mirada.

Escuchando las palabras de Manuel, Elena soltó una risa sarcástica: —¡Hablas como si Javier no tuviera éxito en su carrera! Los romances en las películas son ficticios, ¿pueden compararse con un amor real? Eres mi hijo, no necesitamos hablar de esas cosas extrañas, dime la verdad, ¿tienes algún problema físico? Conozco algunos hospitales que son muy buenos en tratar esos problemas, algún día puedo hacerte una cita. Si te preocupa que la gente lo sepa, podemos ir al extranjero.

—¡Mamá! —exclamó Manuel realmente enojado.

—¡No estoy enfermo! ¡Estoy perfectamente saludable!

¿Cómo podría parecer que estaba enfermo?

Elena claramente no le creía; ¿un joven normal y corriente que nunca habla de amor ni busca compañía femenina no tenía problemas?

Y no era como si Manuel no pudiera encontrar una novia debido a ser poco atractivo o tener un mal carácter.

Manuel, sintiéndose al borde de las lágrimas, replicó: —¡Justo eso decía, Javier lo hace a propósito! ¿Cuándo no pudo traer a su novia? ¡Tuvo que hacerlo cuando yo estaba en casa!