Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1687

Ella soñaba con intimar con Mauricio.

En los días en que Mauricio no regresaba, ella se quedaba en casa viendo frenéticamente películas, series de televisión y hasta programas de variedades en los que él había participado. Repetía una y otra vez cualquier escena en la que él apareciera. Ella se imaginaba siendo la protagonista femenina de esas historias.

Sabía muy bien que Mauricio y Beatriz tenían una relación muy sólida y que incluso tenían tres hijos juntos, pero su atracción por Mauricio era incontrolable.

¡Su presencia hacía que ningún otro hombre valiera la pena para ella!

¡Cómo podía ella estar con alguien más!

—¿Qué pasa con el horario laboral? ¿No se permite que la esposa del jefe visite? —dijo Beatriz, incrédula.

Al escuchar la palabra "esposa", Juana se puso roja de ira. —¡Tú! ¡Tú!

Luego, no pudo pronunciar más palabras.

Solo podía mirar a Mauricio. —¡No creo que no sientas nada por mí! He cambiado tanto por ti, ¡no es posible que no sientas nada! Ya que Beatriz está aquí, dime la verdad frente a ella, ¿alguna vez has sentido algo por mí? ¿Soy diferente para ti en comparación con los demás?

Ella no podía creer que Mauricio no hubiera sentido algo por ella, aunque fuera un poco.

Cuando estaban en la escuela, incluso habían sido compañeros de clase.

Después de compartir tantos momentos juntos, ¿cómo podía ser indiferente, sin sentir nada?

Beatriz también miró a Mauricio.

Mauricio, con el rostro inexpresivo, respondió. —No hay nada diferente.

Una respuesta simple.

—Yo... yo... Mauricio, escucha, ¡nunca más te buscaré! Seguramente te arrepentirás, algún día lamentarás haber perdido a alguien que te amó tanto como yo. ¡Y cuando ese día llegue, aunque vengas a buscarme, no te daré ni una mirada! Mauricio, ¡seguro que te arrepentirás! ¡No habrá nadie en este mundo que te ame tanto como yo! No, a partir de hoy, ¡ya no te amo! —Juana gritó esto antes de darse vuelta y correr.

Sin embargo, al llegar a la puerta del ascensor, se detuvo un momento y miró hacia atrás hacia Mauricio.

Justo entonces lo vio inclinado, hablando algo con Beatriz.

No necesitaba ver para saber que en ese momento, Mauricio solo tenía ojos para Beatriz, y realmente no le importaba si ella se iba o no.

Juana, pálida y apretando los dientes, entró en el ascensor.

¡No se daría por vencida tan fácilmente!

¡Beatriz, espérame!