Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1807

¿Cómo era posible que el tono de este hombre sonara como si no perteneciera a la era moderna, sino más bien a una época pasada? ¿Acaso se había metido demasiado en su papel?

—Deberías dejar las bromas ahora que estás enfermo, ¿no sabes que tienes fiebre? —Josefina soltó de repente la mano de Bernardo que la sujetaba con firmeza.

Bernardo la miró confundido.

Josefina permitió que Bernardo la observara con perplejidad.

Ella había visto cantidad de entidades malignas, y en numerosas escenas, las personas mostraban toda clase de ferocidad, pero la mirada fría y cuestionadora de este joven no le causaba efecto alguno.

Al principio, incluso pudo haberse asustado un poco.

Fue entonces cuando de repente se oyó la voz de una anciana a su lado.

—Josefina, por favor ayúdalo. Si lo haces, algún día podrás volver a ver a tus padres. Ahora, tú eres la única que puede ayudarlo.

Ella se giró de inmediato hacia la anciana.

La figura de la anciana empezó a volverse borrosa.

—Abuelita... —Dijo ella, comenzando a entrar en pánico.

¿Acaso su abuela también la iba a dejar?

La anciana la miró y sonrió con ternura: —Josefina, has crecido eres ya toda una señorita, y ahora puedes enfrentarte a todo lo que viene. Este joven tiene un cierto vínculo conmigo, no puedo permitir que muera de esta manera. Josefina, esta es una época de historia desconocida, y este joven está sufriendo demasiado, ¡cuida de él por mí! Adiós, Josefina.

—No, abuelita, ¡no te vayas! ¡Por favor, no me dejes sola! —Josefina corrió hacia ella en pánico.

Pero no logró agarrar a la anciana.

Solo pudo observar perpleja cómo la figura de la anciana desaparecía ante sus ojos.

Era la primera vez que su abuelita le decía adiós, y ella sabía muy bien que esta sería la última.

La anciana que la había acompañado durante todos estos años ya no volvería a aparecer frente a ella.

Bernardo observaba confuso a la mujer frente a él hablar hacia el aire y luego llorar desconsolada, con una mirada de desconcierto en sus ojos.

¿Sería este un nuevo método que alguien había ideado para burlarse de él?

Josefina se secó apresurada las lágrimas y tardó un momento en recuperarse.

Luego, volvió a mirar a Bernardo.

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