Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1812

Después de hablar sin parar, Josefina se dio cuenta de que había sido ella quien había hablado todo el tiempo.

Luego dejó de preguntar.

De pronto levantó la vista hacia el joven delgado.

Era innegable que Bernardo era realmente guapo.

Solo que su rostro era demasiado pálido y algo delgado.

Si engordara unos diez o veinte kilos más, definitivamente se vería más apuesto.

Bernardo se sonrojó un poco al ser observado, nunca nadie lo había mirado con admiración.

Era la primera vez que esto sucedía.

Y ante los ojos de la chica frente a él, parecía haber miles de galaxias que él había anhelado.

Brillantes e inesperadas, como si iluminaran de repente su corazón.

—¿Por qué me miras de esa manera? —Preguntó él.

Josefina dijo la verdad: —Porque eres guapo.

Las orejas de Bernardo se enrojecieron cada vez más.

—¿Cómo te llamas? —Preguntó él.

Fue entonces cuando Josefina se dio cuenta de que esta era su tercera visita, pero nunca se había presentado: —Me llamo Josefina.

—Hola señorita Josefina.

Josefina saludó apresurada, sus ojos brillaban con una linda sonrisa: —¿Ya pensaste en qué más necesitas?

Bernardo titubeó por unos segundos, la verdad necesitaba algunas cosas.

—En este momento soy yo quien te ayuda, más quizás más adelante seré yo quien necesitara de tu ayuda. Así que, por favor, no seas tímido y dime de una vez. —Josefina tenía el presentimiento de que Bernardo podría ayudarla a ver a sus padres.

En comparación con ver a sus padres, cualquier cosa que el dinero pudiera comprar era algo insignificante para ella.

Bernardo miró fijamente a Josefina. ¿Él ayudarla a ella?

Pero podía intuir con facilidad que la situación de Bernardo en este lugar era bastante difícil y delicada.

Pasaron aproximadamente tres o cuatro minutos antes de que Bernardo regresara.

Qué bueno, traía algo en la mano.

—No tengo dinero ahora, y los objetos que trajiste son todos de gran valor, te pagaré más adelante. Este precioso brazalete servirá para cubrir los costos de estos artículos por ahora. —Dijo Bernardo, extendiéndole con amabilidad el brazalete hacia ella.

Josefina se sorprendió al ver el brillante brazalete.

¿Acaso no era ese su propio brazalete?

Entonces, miró el brazalete en la palma de Bernardo y luego a su propia muñeca.

El brazalete en su muñeca estaba desvaneciéndose de forma gradual.

—Este brazalete debería valer algo de dinero... —Pensó Bernardo, creyendo que a Josefina esto no le gustaba.

Después de todo, cada objeto que Josefina le había dado era definitivamente excepcional.