Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1814

Josefina dijo entusiasmada: —No te preocupes no molestaré a Manuel.

Manuel y Esperanza constituían verdaderamente la pareja modelo del mundo del espectáculo.

Aunque no han tenido hijos a lo largo de los años, sus carreras han continuado avanzando de forma vertiginosa.

Cuando Josefina regresó a casa, encontró muchos paquetes esperándola en la puerta.

Todos estos paquetes contenían cosas que había pedido en línea precisamente el día anterior, artículos para cubrir las necesidades de Bernardo.

Comprar en línea en la ciudad A resultaba conveniente, solo lo pides y al siguiente ya llega, o a más tardar en tres días.

Desempaquetó todas las cajas.

Tras asegurarse de que había recibido todo, enseguida buscó una bolsa para empacarlas.

Justo cuando terminaba de organizar todas estas cosas, llegó Antonio.

—Josefina, ¡cuánto te extrañé! ¿Por qué no me dijiste que volverías a casa a quedarte?

Antonio llevaba dos grandes bolsas de comestibles que había comprado de camino a casa.

Era bastante inusual que Josefina estuviera en casa, y además que él quisiera cocinar sus platos favoritos.

Al ver a Antonio, Josefina corrió hacia él y lo abrazó con cariño: —Yo también te extrañé muchísimo.

Este semestre, había estado muy ocupada en la escuela y rara vez volvía, por lo que no veía mucho a Antonio.

—Espera, voy a hacerte tus empanadas favoritas y a freír algunos platos más, este semestre no te he visto mucho, mira lo delgada que estás ahora. —Dijo Antonio, y sus ojos de repente se humedecieron un poco.

Era un cariño genuino, como el que un abuelo tenía por su nieta.

Al escuchar sobre las empanadas, los ojos de Josefina al instante se iluminaron: —Te ayudaré a hacer las empanadas.

—No necesitas ayudar, tú solo encárgate de descansar bien estos días que estás en casa. Ya las compré semipreparadas, así que hacer las empanadas será rápido. Hazme caso, ve a descansar. —Antonio no quería que Josefina se esforzara más.

Josefina en la escuela tenía demasiadas cosas que aprender y hacer, y todo eso la había adelgazado.

—Está bien. —Josefina no insistió en el asunto y regresó a su dormitorio.

Luego cerró los ojos y en su mente repetía con insistencia el nombre de Bernardo.

En un abrir y cerrar de ojos, apareció de repente en la habitación de Bernardo.

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