Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1820

Resumo de Capítulo 1820 : Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate

Resumo de Capítulo 1820 – Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate por Internet

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Después de regresar al baño del metro, Josefina salió corriendo desesperada.

No buscó a Javier.

En cambio, llamó a Javier y le explicó en detalle que un compañero de clase enfrentaba una urgencia y necesitaba que regresara a la escuela por un momento, por eso, quizás no podría visitar a Elena esa noche, iría mañana.

Posteriormente, fue en busca de una farmacia y aprovechó el momento para comprar una manta.

No tenía tiempo de adquirir otra cosa, lo más importante era obtener medicamentos para tratar las heridas de Bernardo.

Cuando regresó a la habitación, la respiración de Bernardo era aún más débil que antes.

—Bernardo, no sé si puedes escuchar mis palabras, ¡pero tienes que aguantar! ¡Tienes que resistir un poco más!

Tras decir esto, Josefina procedió enseguida a quitarle la ropa a Bernardo.

Las marcas de látigo en su espalda eran visibles claramente bajo la luz de la linterna de su celular

Eran impactantes, algunas heridas incluso mostraban la carne expuesta.

Este era un curador aterrador.

Ella nunca había tratado heridas tan graves, desde niña había sido muy protegida por sus padres y las personas a su alrededor. A veces se lastimaba jugando y corriendo en la escuela, pero solo se trataba de simples raspaduras y un poco de sangre, nada más serio que una herida menor.

Luego, ni siquiera quedaba una pequeña cicatriz.

Pero...

Las profundas heridas de Bernardo eran demasiado graves.

Además de las heridas de látigo, tenía numerosas cicatrices en su cuerpo. Era verdaderamente algo impactante, y en ese instante, ella sintió un dolor agudo en el pecho.

Los medicamentos que había traído podrían tratar estas heridas.

Pero no podían eliminar las viejas cicatrices en otras partes de su adolorido y desgastado cuerpo.

Incluso ni aplicando el mejor medicamento para eliminar cicatrices, estas no desaparecerían.

Porque las heridas eran demasiado profundas.

Con lágrimas desbordando los ojos, trató sus heridas.

Luego miró con dulzura a Bernardo.

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