Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1827

A pesar de algunas preocupaciones, ella sentía que quizás no había nada malo, dado que el brazalete no mostraba ninguna anomalía.

Pronto llegó frente a un edificio corporativo.

Félix trabajaba en esta gran empresa y había ascendido a la posición de vicepresidente en solo unos cuantos años.

En realidad, muchas personas desconocían que el padre de Félix era Mauricio, un famoso actor principal, y que la madre de Félix era una figura sobresaliente en la industria gastronómica.

No obstante, él era definitivamente el verdadero heredero de una familia adinerada.

Ella le envió un mensaje a Félix: [Ya estoy en tu empresa.]

Félix respondió enseguida: [¿Has visto a una bella mujer? ¿Una chica con cabello largo y rizado, usando un suéter blanco que deja ver su cinturita de avispa?]

Él insistió con la pregunta.

Josefina hizo mala cara y luego, fingiendo indiferencia, miró a su alrededor.

Ese día había dicho que Leonardo era infiel, y ahora parecía que Félix no era muy diferente a él.

A menudo la utilizaba para manejar situaciones complicadas, como romper con novias intensas.

Debería haberlo sospechado, ¿qué otro asunto importante podría tener?

Se arrepintió de haber venido.

Como dijo Félix, a unos diez metros de ella, estaba precisamente una mujer bella con cinturita de avispa.

Vestida como Félix había descrito.

Era una mujer impresionante.

Observaba esa cinturita de avispa, parecía que podría romperse con solo apretarla.

Una cinturita impresionante.

Piernas largas y delgadas.

Era una verdadera belleza humana, ¿cómo podía Félix pensar en romper con una mujer como ella?

[Finge ser mi novia por un momento. Si lo haces bien, te invito a cenar lo quieras esta noche.] Félix envió otro mensaje.

En ese momento, Félix salió.

Cuando la bella mujer vio a Félix, sus ojos se tornaron un poco rojos, mostrando una tristeza que de manera involuntaria despertaba compasión: —Félix, finalmente has accedido a verme.

A pesar de que habían estado saliendo por menos de un mes, ¿cómo podía Félix simplemente decir con toda la tranquilidad del mundo que ya no le gustaba?

Félix, al ver a la mujer llorando, no mostró ninguna emoción, sino que miró hacia Josefina.

Josefina, al ver esta escena, frunció los labios con desprecio.

—Josefina, ¿has estado esperándome por largo rato? ¿Tienes frío? —Félix sostuvo un chal de cachemira, de color blanco cremoso, que parecía tener un tono cálido y acogedor.

Josefina había llegado ese día vistiendo un abrigo, y debajo llevaba un suéter de cachemira, en esta temporada de otoño profundo, eso era más que suficiente para no sentir frío. Estaba a punto de decir que no tenía frío, pero la mirada de Félix era tan intensa y apasionada que ella afirmó con entendimiento: —Sí tengo un poco de frío.

La bella mujer con un suéter que dejaba ver su cintura observó esta escena y pareció desmoronarse.

Palideciendo, confrontó a Félix: —Félix, ¿me dejas por ella? ¿No dijiste que solo me amarías a mí cuando estábamos juntos? ¿Cómo puedes enamorarte de otra tan fácilmente? ¿Ella te sedujo, verdad?

Luego desafió a Josefina: —¿Tienes menos de veinte años, no es así? A tan corta edad, ¿ya aprendiste a ser la otra? ¿Seduciendo con artimañas al novio de otra mujer?