Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1837

Félix hizo una fea mueca: —Ximena, ¿por qué tenía que decirlo todo?

Beatriz se enfadó: —¿Cómo puedes ser un hermano así? ¿Cómo puedes hablar de esa manera de tu hermana? Tu hermana no soporta verte herir a Josefina, déjame decirte una cosa, no enamores a Josefina. Siempre pensé que, aunque fueras un desgraciado, sabrías que no debías tener pensamientos indebidos hacia las mujeres cercanas. ¿Qué edad tiene Josefina? Solo dieciocho años. Además, ¿cuántas novias has tenido ya? Si la consideras como una hermana, entonces compórtate y deshazte de esos pensamientos desordenados. Te llamo solo para advertirte, ¡no busques a Josefina!

—Madre, he esperado a Josefina durante muchos años. —Félix no pudo evitar revelar al instante sus sentimientos.

Beatriz no pudo seguir escuchando tantas sandeces: —¡Dios mío! ¿Estás loco? ¿Qué edad tenía Josefina hace unos años? ¿Tienes algún problema mental o qué? ¡Voy a encontrarte algunos psicólogos para que te revisen bien! Deja de pensar en eso ahora mismo, si los tíos de Josefina se enteran de esto, podrían matarte., ¿me crees no es así? Si algún día los padres de Josefina regresan y se enteran de que un hombre tan inconstante como tú se atrevió a pensar en su amada hija, podrían incluso romper la amistad conmigo. Si no quieres romper nuestra relación de madre e hijo, ¡mejor compórtate!

Al ser reprendido y amenazado de esa manera por su propia madre, Félix se sintió extremadamente frustrado.

No esperaba que la primera persona en oponerse fuera su propia madre.

—Madre, no soy tan malo. Al fin y al cabo, ahora soy el vicepresidente de la compañía.

—Sí tu capacidad de trabajo la heredaste de mí y de tu padre, pero no heredaste el ser una persona decente. ¿Quieres que cuente cuántas novias has tenido desde que eras pequeño?

Beatriz no estaba tan insatisfecha con su hijo.

Después de todo, era su hijo, pero precisamente porque era su hijo, ella sabía muy bien cómo era Félix.

Félix era irresponsable en asuntos del corazón.

Félix cambiaba a menudo su impresión sobre las mujeres.

Con una mueca, Félix le dijo: —Mamá, ¿y si te digo que estoy hablando en serio? ¿Me creerías?

—Sabes olvídalo, he visto crecer a Josefina y sé muy bien cómo es ella, ella no te querrá, ustedes no tienen futuro. No pierdas más tu tiempo con Josefina. —Beatriz fue muy directa en su apreciación.

Félix bajó furioso la cabeza y pateó unas piedritas en el suelo, sintiéndose frustrado: —Está bien, ya entendí.

Beatriz lo aconsejó con seriedad: —Ante los ojos de Josefina tú eres como un hermano, no hagas que Josefina tenga miedo de verte en el futuro, ¿entiendes?

Félix respondió con cierto murmullo.

Finalmente, la llamada terminó.

Levantó la vista hacia la entrada de la Universidad de Barcelona.

Hizo una fea mueca.

Beatriz sabía de lo que hablaba, y él lo sabía mejor que nadie, justamente porque lo sabía, había estado engañándose a sí mismo todos estos años, ¿cómo podría estar pensando en una chica tan joven como ella?

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