Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 281

José cambió de semblante y de inmediato dio grandes pasos hacia adelante.

Abrazó a Carmen y la atrajo hacia sí.

Bajó la cabeza y la besó.

—No te odio, Carmen, me gustas.

Al oír esto, Carmen se sumergió en ese beso. Ella sabía que con solo un poco de esfuerzo, cualquier hombre la querría, y mucho más José, con quien había crecido y a quien conocía mejor que a nadie.

——

Ese día, justo cuando Ana estaba a punto de salir del trabajo, recibió una llamada de Francisco.

Le dijo que tendría el fin de semana libre y que regresara a casa, ya que tenía buenas noticias que anunciar.

En ese momento también Manuel estaría en casa, y Javier habría terminado los exámenes de ingreso a la universidad.

Toda la familia podría reunirse para celebrar.

Después de aceptar, Ana fue primero a la casa antigua a visitar a la abuela García. Apenas había entrado en la casa y cruzado unas pocas palabras con la abuela, cuando la ama de llaves Pilar le pasó un tazón de sopa.

—Señora Ana, esta sopa es muy nutritiva. Escuché que ha donado sangre varias veces y que eso dañó su salud. Esta sopa es excelente para reponer la energía y la sangre.

Antonio le sonrió cálidamente a Ana.

—Beba un poco, no es necesario terminarse un tazón tan grande.—La abuela García miraba a Ana con satisfacción creciente.

Anita realmente era excepcional.

Mira cuánto tiempo ha pasado, y ya ha logrado que Alejandro se interese por ella. A este paso, no tardará mucho en tener bisnietos.

Con las mujeres que no le gustaban, Alejandro no solo no las tocaba, sino que ni siquiera las miraba.

Si no fuera así, con su posición, habría tenido cientos de mujeres a su alrededor y probablemente ya tendría decenas de bisnietos.

Sin embargo, ninguna se comparaba con Anita.

Ana tomó el tazón y comenzó a beber. Tenía un sabor muy suave y agradable, con un ligero aroma a hierbas y un toque de dulzura.

Estaba claro que Antonio había puesto mucho esmero en preparar la sopa.

—Está muy rica, gracias, Antonio,—Ana agradeció de inmediato.

Sin embargo, el mismo día que se mudó a su habitación, Alejandro tuvo que salir de viaje, así que no se habían visto en los últimos días.

Pensaba que todavía pasaría unos días más antes de que regresara, pero no esperaba que volviera hoy.

Alejandro notó que Ana lo miraba.

Él también la miró.

—¿Te ha gustado la sopa?—preguntó.

Ana aún sostenía el tazón en la mano, con la mitad de la sopa restante.—Sí, está muy rica.

Alejandro asintió ligeramente.—Me alegro.

La abuela García y Antonio intercambiaron miradas, sorprendidos de que Alejandro pudiera preocuparse por alguien.

Luego, algo aún más increíble sucedió cuando Alejandro dijo:—Si la abuela no tiene nada más, nos vamos ahora.

La abuela García estaba tomando un sorbo de agua en ese momento, y al escuchar lo que dijo Alejandro, casi escupe el agua.