Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 285

Ese tipo de físico no se ve ni entre los actores masculinos más destacados.

Manuel levantó el puño y lo lanzó directo hacia Sergio.

—¡Las bocas de los demás son para hablar, pero la tuya parece que solo sirve para comer y escupir basura, ¿verdad?!

Sergio nunca imaginó que Manuel no solo amenazaría con golpearlo, sino que realmente lo haría.

¡Además, la velocidad con la que el puño se acercaba indicaba claramente que había entrenado!

—¡Ah!

Sergio, quien recibió el golpe de lleno, retrocedió un paso. Los otros miembros del equipo que estaban allí quedaron atónitos al presenciar la escena.

—¿Qué está pasando aquí? ¡Manuel... tú...!

Manuel no se sintió satisfecho con un solo golpe. Tanto él como su hermano habían protegido a su hermana menor durante años, y ahora Sergio había hablado de ella de una manera tan vulgar que Manuel estaba furioso.

—¡Manuel! ¿Estás loco? ¿Quieres morir?—Sergio, al recuperarse, intentó devolver el golpe.

Los que estaban cerca se apresuraron a separarlos.

Manuel, con los ojos llenos de ira, gritó:—La próxima vez que hables, asegúrate de limpiar tu boca primero. Si no, ¡olvídate de la industria del entretenimiento! ¡No me importa si dejo de actuar, pero te mataré!

Su actitud decidida, dispuesto a todo, dejó a todos conmocionados.

Habían pasado tiempo con Manuel en el mismo proyecto, y siempre lo habían visto como una persona amable, educada y dedicada, que respetaba a los demás trabajadores.

Nunca antes lo habían visto tan enfurecido.

Y ese golpe había sido especialmente fuerte.

Afortunadamente, Sergio logró esquivar un poco, evitando que el golpe le diera directamente en la cara, y en su lugar, recibió el impacto en el hombro.

Los dos, sin importar nada, empezaron a pelear.

Manuel, que creció en el campo y tenía un temperamento salvaje, no pudo ser contenido por las personas que intentaban separarlos, logrando darle varias patadas a Sergio.

Sergio, que ya estaba herido y enfurecido por no haber podido salir victorioso, temblaba de rabia.

Ahora, su postura hacía que sus palabras anteriores parecieran una broma.

—¿Quién va a destrozar a quién? ¡Con ese cuerpo escuálido tuyo, te puedo matar de un par de golpes!—Manuel, con una mirada feroz, brillaba con una intensidad salvaje, como un rey de la selva despreciando a las criaturas inferiores.

Sergio se quedó impactado por esa mirada.

Los demás también quedaron sorprendidos.

Sergio nunca había sido del agrado de muchos, y todos sabían que había pisoteado el límite de Manuel.