Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 321

—Tu tiempo ahora me pertenece.

La voz grave de Alejandro tenía un matiz extrañamente seductor y encantador.

Era como si quisiera arrastrarla sin miramientos al infierno.

Ana tragó saliva, su mirada recorrió desde sus cabellos aún mojados hasta su rostro, lo suficientemente atractivo como para cautivar a muchas mujeres. —Tú...

Las palabras que seguían se ahogaron, interrumpidas por Alejandro.

El móvil se le escapó de las manos.

No sabía qué le pasaba a Alejandro, pero aquella noche fue especialmente brusca.

Finalmente, entre lágrimas, Ana llamó a su esposo, y Alejandro la abrazó para dormir, satisfecho.

Cuando Ana se adormecía entre sueños, recordaba que aún no había respondido a los clientes de Amazon España, quienes la estarían buscando mañana.

Exhausta, desconocía dónde había caído su móvil y no tenía fuerzas para buscarlo.

Alejandro había sido demasiado desenfrenado esa noche...

Esperaba poder despertarse mañana para reclamarle.

——

Hospital.

Ese día, Sergio y Carmen habían permanecido en el hospital cuidando a Laura.

Al día siguiente serían Gustavo y José.

Diego se ocupaba de asuntos complicados en la empresa.

Inicialmente, José iba a quedarse con Carmen, pero no pudo obtener el permiso necesario ese día.

Carmen estaba confundida y molesta, escuchando los gritos de dolor de Laura en la cama. No solo quería que Ana viniera a cuidar, sino que también pensaba en hacer que Ana eliminara el video.

Además, si el video no fue divulgado por Carlos, ¿entonces quién fue?

Había escuchado que Carlos lo estaba pasando muy bien últimamente. Había perdido su trabajo pero estaba derrochando su dinero, lo que solo aumentaba su molestia.

—Hermano, creo que no importa cómo la busquemos, ella no vendrá. Parece haber decidido que no quiere tener nada que ver con nosotros. Con la situación de mamá ahora, definitivamente se mantendrá alejada, no le importará mamá como a nosotros. —Carmen suspiró.

Sergio frunció el ceño. —¿Está loca? A sabiendas de que esa familia no tiene lazos de sangre con ella, insiste en estar cerca de ellos.

Pensó en algo.

Inmediatamente le dijo a Carmen: —No es por ti, hermana, tú y Ana no son lo mismo. Ella no puede compararse contigo. Tú eres la hermanita que hemos protegido desde pequeña. Tú no puedes irte a ningún lado.

—Uh, lo sé, en mis ojos ustedes son mis verdaderos hermanos, no tengo ningún sentimiento por esa familia. —Carmen asintió obedientemente.

Sergio sonrió. —¡Tienes razón! Ah, vamos a dormir. Tengo que pensar en una manera de forzar a Ana a salir. Tiene que venir a cuidar a mamá, y cuando volvamos a casa, alguien tiene que estar allí para cuidarla. Ella tiene que regresar.