Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 405

Ella dijo suavemente: —Señor García, lo siento, hoy estoy en mi período.

El móvil quedó en silencio.

Si no fuera porque Ana estaba segura de que la llamada seguía activa, podría haber pensado que se había cortado.

Ella curvó sus labios en una sonrisa triunfante, —Encárgate tú mismo.

—Nos vemos a las nueve de la noche.

Después de un rato, desde el móvil surgieron las palabras de Alejandro, ahora con un tono aún más frío.

Cuando la llamada terminó, Ana se sumergió de nuevo en su trabajo.

Esperaba que al llegar la noche, cuando Alejandro la llevara a la cama, ella supiera que no podría escapar.

Alejandro la besó directamente, disipando sus dudas.

Cansada y medio dormida, Ana pensó que mañana debía visitar a la abuela García, ya que pasaría los siguientes dos días en Casa García.

—

Casa González.

En una habitación oscura, dos personas hicieron el amor apasionadamente en el suelo durante mucho tiempo.

Esa noche, Diego y Gustavo estaban juntos; ambos se extrañaban tanto que simplemente no pudieron resistirse.

Carmen dejó varios mordiscos en el hombro de José.

—¿Cuándo vamos a poder decirles a nuestros padres sobre nosotros? Ahora tenemos que vernos en secreto todos los días, es realmente tortuoso.

Después de terminar, volvieron a la cama, y Carmen preguntó suavemente mientras se recostaba en el pecho de José.

José también se sentía impotente, —Ay, espera un poco más, la situación en casa está muy complicada, y también está mi trabajo, en la empresa están por despedirme, realmente no puedo concentrarme en la investigación; en estos días completaré los trámites de renuncia, después decidiré si tomo el negocio familiar o me lanzo a emprender.

—Te apoyo, podemos pedirle dinero a papá para emprender, y si salimos, también será digno ser presidente de nuestra propia empresa, ¿no crees?— Carmen se iluminó al escucharlo.

Además, al ver cómo Francisco se estaba volviendo más poderoso y cómo la gente de la empresa empezaba a distanciarse de él, se convenció aún más de que no valía la pena seguir ahí.

—José, hay algo que no sé si debería contarte, lo supe ayer y no he parado de pensar en ello, y tampoco estoy segura de si es verdad o no, pero hoy papá y Gustavo fueron a ver al abogado Alberto, y cuando regresaron aún estaban enojados, así que de repente no supe si debía decírtelo, si me equivoco, papá se enojará aún más,— dijo Carmen.

—¿Qué cosa? No hay nada que no puedas decirme, dímelo directamente.

—Verás, el otro día vi a Ana y a Alejandro entrando juntos a un restaurante, se veían muy íntimos. Empiezo a sospechar que quien mantiene a Ana no es Eduardo, ni Caio, ni el abogado Alberto, sino Alejandro.

—¿Qué?!— José abrió los ojos de par en par.

¡Así que era Alejandro!

De repente recordó que ese día Ana volvió y les dijo que esperaran a ver cómo se ligaba a Alejandro, todos pensaron que Ana estaba loca y hablando de algo increíble.

¿Entonces Ana realmente se ligó a Alejandro?

Si esa persona es Alejandro, entonces tiene sentido que el abogado Alberto esté ayudando a Ana.