Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 408

A los ojos de Beatriz, Leticia no es el tipo de mujer que le gustaría a Bryan.

Cuando veían películas o series juntos, Bryan tampoco parecía prestar mucha atención a actrices de ese tipo.

Además, Bryan no es el tipo de persona que se dejaría llevar por las apariencias.

Ana no ha hablado mucho sobre esto; son solo sospechas suyas, pero realmente confía en el carácter de Bryan y en la relación entre Bryan y Beatriz.

Su relación es muy diferente a la de ella con Carlos.

Los padres de ambos conocen bien al otro y también saben mucho sobre Bryan y Beatriz.

En este momento, Leticia sostiene varias bolsas con ropa que acaba de comprar.

Está hablando por teléfono con Bryan.

—El presidente Campos no debería hacer esto como esta mañana. No desperté hasta las diez y realmente me duele la espalda.

Su voz suena tierna mientras habla.

Justo pasa un hombre por su lado.

Al oír sus palabras, el hombre abre mucho los ojos.

¿Es esto algo que debería escuchar?

No obstante, hay que decir que esta mujer tiene un cuerpo excepcionalmente hermoso.

Solo de pensar en ello es insoportable.

¡No podría contenerse si estuvieran juntos en la cama!

Después de colgar el teléfono, Leticia ve la mirada llena de deseo del hombre y esboza una sonrisa fría.

¿Este hombre tan común se atreve a pensar en ella de esa manera?

¿Se lo merece?

Al ver la mirada despectiva de Leticia, el hombre enfadado dice: —¿El presidente Campos? Quizás solo eres un juguete para alguien. ¿Por qué actúas tan altiva aquí?

Leticia se siente ofendida por el desdén en los ojos del hombre y dice: —¡Tú!

Después del almuerzo, Ana y Beatriz tomaron caminos separados.

Ana acababa de regresar a su espacio de trabajo, lista para continuar con sus tareas de restauración.

Pablo, que llegó un poco más tarde, la vio y dijo: —Mi abuelo nos está llamando, alguien trajo un jarrón muy dañado y quiere que lo revises para ver si se puede restaurar.

—Vamos a verlo,— dijo Ana, dejando de lado su labor actual.

Ambos se dirigieron a la oficina de Don Fernando.

Cuando Ana vio a Leticia, se sorprendió un poco.

No es de extrañar que Leticia estuviera en el centro comercial de enfrente; había venido a restaurar el jarrón.

Su mirada recorrió discretamente la pulsera en la muñeca de Leticia.

Justo después, Ana percibió un leve aroma.

Leticia no conocía a Ana, pero en el momento en que la vio, hizo una comparación en su mente.