Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 422

La familia ya está en este estado, ¡y José todavía está con Carmen!

Gustavo siente una tensión que le invade el cuero cabelludo.

Tiene la impresión de que su familia está desmoronándose.

Ana llega a la habitación de Laura.

Ahora Laura duerme sola.

Al ver a Laura, Ana se sorprende un poco.

Esta familia siempre ha predicado la devoción y el sacrificio, pero, ¿por qué ellos mismos no practican lo que predican? Aunque la habitación está limpia, el rostro de Laura luce pálido y apagado, como si no recibiera los cuidados adecuados.

En su vida pasada, Ana estuvo paralizada de la cintura para abajo, yacía en una cama, en una habitación sucia y lucía peor aún. Comparando aquella situación con la de Laura, esta última parece tenerlo relativamente bien.

Cuando Laura ve a Ana, sus ojos se llenan de lágrimas, pero al notar la expresión fría de Ana, solo la mira antes de desviar la vista, sintiéndose asfixiada.

—Anita...— Laura comienza a hablar con dificultad.

Ana responde con frialdad, —Señora Laura, usted me pidió que viniera. Hable ahora.

El corazón de Laura se siente aún más adolorido, sabiendo que Ana no era así antes.

—Anita, me equivoqué antes, ¿podrías perdonarme? Ahora comprendo lo terribles que fueron mis errores.

—No necesitas hablar de eso, dime, ¿qué quieres?— Ana frunce el ceño, mostrando su impaciencia.

¿Piensa que mostrándose lastimosa logrará algo?

Las lágrimas de Laura comienzan a caer como la lluvia. —Anita... ¿me odias tanto? Si hubiera sido como en el sueño, en el que fui tan cruel contigo, yo también te odiaría profundamente.

Al escuchar a Laura mencionar el sueño, las largas pestañas de Ana tiemblan ligeramente.

Ana esbozó una sonrisa fría, —¿No temes que Carmen se sienta malinterpretada porque estás tratando de ganarte mi favor? Señora Laura, a estas alturas, no malgastes más energía.

—Ella... ella no es buena conmigo, al fin y al cabo no es mi hija biológica.— Anteriormente, Laura realmente apreciaba a Carmen, pensaba que no importaba si no era su hija biológica, lo importante era que la hacía feliz.

Eso estaba equivocado, ¡tan equivocado! ¿Por qué fue tan tonta antes?

Carmen, escuchando, se puso pálida y se mordió el labio para no hablar en respuesta.

Ana en silencio dijo: —Eso no tiene nada que ver conmigo.

Dicho esto, caminó hacia la puerta.

La habían bloqueado completamente, ella no podía salir.

—Hazte a un lado.