Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 476

—¿No lo somos? ¿Acaso... tenemos una base de amor? ¿No es que no te gustaba?—replicó Ana.

¿Podría soltarme la mano, por favor?

Las facciones de Alejandro se endurecieron de repente, incluso su respiración parecía llevar un aire frío. —¿Quieres decir que no me gustas, verdad?

Ana se quedó paralizada, bajando la mirada cuando se recuperó.

Había estado viviendo con él todo este tiempo, y las cosas que él había hecho por ella ya la habían conmovido.

Pero sabía que no podía mostrarlo, de lo contrario, rompería el acuerdo original.

Una vez que él lo descubriera, su matrimonio empezaría a estar lleno de incomodidades.

—Realmente no me gustas—dijo Ana.

Alejandro enfrió su expresión y soltó la mano de Ana. —Recuerda lo que estás diciendo ahora, nunca te enamores de mí, de lo contrario...

Ana levantó la cabeza. —¿De lo contrario qué?

¿Divorciarse según el acuerdo original?

De repente, Ana pensó que Alejandro era una persona muy fría y cruel.

—No es nada, solo recuerda tus palabras—dijo Alejandro con tono helado.

El cambio repentino de emociones, como si de repente estuviera parado en la nieve.

Nada que ver con la ternura de la noche anterior cuando la persuadía de intentarlo una vez más.

Los hombres realmente son diferentes en la vida cotidiana y en el sexo.

Por más tierno que sea durante el sexo, y por más amor que muestren sus ojos, todo es falso.

Ana se sintió aliviada de no haber mostrado su afecto por él.

De lo contrario, realmente sería muy embarazoso ahora.

—

Al mediodía, Eduardo llamó secretamente a Ana.

—

Alejandro echó un vistazo a Eduardo, que había salido a escondidas para hacer una llamada y luego regresó. —¿A quién estabas llamando?

—A la Señorita Ana, justo tenía algo que quería preguntarle—respondió Eduardo de inmediato.

El presidente realmente tiene una gran capacidad de observación.

Había salido solo unos minutos y el presidente ya había adivinado lo que estaba haciendo.

Alejandro miró a Eduardo. —¿Qué cosa?

—Quiero comprar un vestido de regalo para mi madre, pero no sé qué elegir, temo encontrarme con uno de esos vestidos extraños como los de la familia Hugo—Eduardo contó todo honestamente.

Alejandro, al escuchar sobre vestidos, recordó la noche en que fue a la casa de Hugo y cómo Ana, influenciada por el vestido, se había lanzado hacia él, y el frío en su mirada se disipó un poco. —Cuando vayas a elegir el vestido, compra uno para Ana según su figura también.

Eduardo abrió mucho los ojos. —¿El presidente quiere ver a la Señorita Ana con un vestido?

¿Al presidente le gusta eso?