Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 48

Al ver la expresión de Francisco empeorando rápidamente, Manuel se dio cuenta de que algo no iba bien.

—Hermano, ¿qué dijeron?

—Dijeron que la mejor sugerencia es que Anita se disculpe. El equipo de relaciones públicas contratado por la familia González es muy famoso en Ciudad A, pueden convertir lo blanco en negro. Al final, no importa cuál sea la verdad, van a arruinar la reputación de Anita. —Francisco tenía un semblante muy serio.

Manuel sabía que Francisco tenía razón. Aunque él estaba en los niveles más bajos del mundo del entretenimiento, era muy consciente de lo profundo y turbio que podía ser. Lo que se veía no siempre era la verdad, y cambiar la percepción pública dependía de cuán poderosos y bien conectados fueran los involucrados.

No podía soportar que su querida hermana, a la que siempre habían protegido, fuera atacada y difamada de esta manera.

Preferiría ser él quien sufriera antes que ver a Anita en esta situación.

—Tenemos que pensar en otra solución. Sólo de pensar en lo que Anita está pasando, me duele el corazón. —Manuel fruncía el ceño, visiblemente angustiado.

Francisco apretó los labios y miró a Manuel. —Mis amigos dicen que, aparte de admitir un error, prácticamente no hay otra opción, a menos que podamos contratar al equipo de relaciones públicas del Grupo García.

Al escuchar las palabras "Grupo García", la expresión de Manuel se volvió aún más sombría.

¡Imposible!

¡Eso era más difícil que subir al cielo!

——

En el hospital.

Ana había comprado un ramo de flores en una floristería de camino.

Cuando llegó a la habitación del hospital, la abuela García estaba conversando con un señor mayor.

Al ver a Ana, la abuela García no pudo evitar presentarla emocionada al anciano. —Esta es mi nuera de la que te hablé, ¿verdad que es hermosa? Además, tiene un carácter excelente. Mi nieto Alejandro tiene mucha suerte.

—Don Ramón tiene muchas cosas buenas. No dudes en decirle a la abuela lo que te gusta, y él te lo dará. —añadió la abuela García.

Se podía ver que los dos ancianos eran viejos amigos, de esos que pueden conversar libremente.

Ana sonrió y asintió, —Gracias, Don Ramón.

—No tienes que ser tan formal con él. En sus mejores años, siempre estaba rondando a la abuela Ruiz. —dijo la abuela García con nostalgia. Parecía que la abuela García, al envejecer, disfrutaba mucho recordando el pasado.

Las cosas que sucedieron cuando eran jóvenes parecían tan recientes.

Quién lo diría, la vida es tan corta. En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en la vejez.

Don Ramón sonrió mientras la abuela García hablaba, y al escuchar el nombre de la abuela Ruiz, sus ojos parecieron humedecerse brevemente. Sin embargo, en un instante, volvió a su expresión neutral, —En mi vida, nunca temí a nadie, pero a ella sí. —dijo, con una pizca de emoción en su voz.