Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 589

Ana recordó lo ocurrido justo antes de desmayarse.

No podía creer que Don Fernando hubiera llamado a Alejandro.

En realidad, su condición no era grave.

Una hora más tarde.

Los médicos que estaban abarrotados en la habitación de Ana le hicieron una serie de exámenes y, finalmente, se marcharon.

La habitación recobró su tranquilidad.

Ana se sentía mucho mejor que al despertar.

Bebió agua y un poco de caldo de arroz, y poco a poco recuperó fuerzas.

—Solo me desmayé, no es nada serio.

Alejandro había convocado a tantos médicos, desperdiciando mucho tiempo.

Si otros pacientes supieran que todos los médicos vinieron aquí, seguramente se quejarían. Era un gran despilfarro de recursos médicos.

Alejandro miró a Ana sin decir nada, sin saber qué pensar.

Eduardo, al escuchar esto, frunció los labios severamente. —Señora García, no fue solo un desmayo. Estuviste en coma durante casi cuatro días. Durante ese tiempo, tu temperatura corporal disminuía constantemente, y a pesar de todos los exámenes, los médicos no pudieron determinar la causa. Incluso dos horas antes, los doctores consideraron que había una posibilidad de que la Señora García nunca despertara, similar a un estado vegetativo. ¡Esto no es una situación menor, es verdaderamente aterrador!

—¿Cuatro días? ¿Estuve en coma tanto tiempo?— Ana estaba increíblemente sorprendida.

No es de extrañar que Alejandro estuviera tan conmocionado cuando ella despertó, y que los médicos hablaran de un milagro.

Lo que ella creía que había sido un breve desmayo resultó ser un coma de cuatro días.

—Es bastante tiempo,— dijo Alejandro, mirándola fijamente con voz grave.

Ana se disculpó, —Lo siento por hacerles preocupar.

No esperaba que las consecuencias fueran tan graves; en ese momento, no le dio mucha importancia, por eso antes de desmayarse pensaba en cómo hacer que Don Fernando manejara aquel adorno de pavo real.

Si hubiera sabido que se desmayaría por tanto tiempo, definitivamente les habría dicho que no se preocuparan por ella.

Alejandro la miró profundamente y asintió.

Ana, notando que Alejandro todavía sostenía su mano, le recordó, —Voy a llamar a Francisco ahora.

—Nosotros saldremos y avisaremos a Don Fernando y a Don Orlando.— Alejandro asintió y salió con Eduardo.

Después de que la puerta del hospital se cerró, Ana suspiró aliviada.

La forma en que Alejandro la miraba era como si estuviera viendo a alguien muy importante que había recuperado, necesitaba un fuerte autocontrol para no dejarse llevar.

Enfrentarse cada día a un Alejandro tan carismático, no sabía cuánto más podría resistir.

Incluso ahora comenzaba a tener pensamientos incontrolables.

Tomó una profunda respiración y llamó a Francisco.

—Francisco, estaba ocupada justo ahora.

Francisco respondió: —Mamá me llamó hace poco, me contó que estás compartiendo apartamento con alguien y que nunca ha ido a visitarte. Hoy tiene tiempo y quiere ir a verte antes de la cena, y luego cenar juntos. Me pidió tu dirección y le dije que estaba ocupado, que se la enviaría después. Anita, parece que no podrás seguir ocultando tu matrimonio, puede que sea hora de que lleves a Alejandro a conocer a tus padres.