Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 592

Beatriz finalmente contestó el teléfono.

—¿Hola?

Bryan había estado observando a Beatriz. Al ver que contestaba el teléfono, la tensión en su rostro se atenuó. —Bea, es hora de volver a casa.

Era el momento para que ella regresara a su lado.

No deseaba seguir involucrado en situaciones que escapaban de su control.

Al oír estas palabras, los ojos de Beatriz se llenaron de lágrimas repentinamente. —¿Casa? Bryan, ¿aún no comprendes? Ese hogar ya no existe, se ha perdido.

Ella realmente no lograba entender, hasta el día de hoy, cómo Bryan todavía podía hablarle como si nada hubiera pasado.

Como si todo hubiese sido solo una pesadilla, como si nunca hubiese ocurrido.

Pero la realidad era que sí había ocurrido.

—Bryan, deja de engañarte, ¿puedes? No puedo perdonarte. ¿Podemos separarnos amistosamente? No me llames hasta que lo hayas pensado bien.— Beatriz, con la cabeza gacha, dejaba caer las lágrimas una a una.

El dolor en su corazón, solo ella lo conocía.

Ella también padecía por el divorcio.

Bryan palideció. —Beatriz, no podemos divorciarnos.

Al escuchar esto, Beatriz sintió una oleada de desesperación invadiéndola, mordiéndose el labio con firmeza. —Es absolutamente imposible seguir viviendo juntos. No puedo engañarme a mí misma. Cada vez que te veo, cada vez que pienso en ti, me recuerda tu traición y tu infidelidad. No quiero convertirme en alguien que solo se queja. Bryan, necesito el divorcio.

Cuando terminó de hablar, colgó el teléfono de manera resuelta.

En el momento en que colgó, se sintió completamente sin fuerzas.

Bryan, al ver esto y escuchar el sonido del teléfono colgando, fue consciente de que estaba a punto de perderla.

En ese instante, Mauricio, que acababa de charlar con el director sobre la próxima escena, observó a Bryan.

Había cierta distancia entre ellos.

No podían ver claramente la expresión del otro.

Pero cuando Mauricio vio a Bryan, Bryan también miró hacia Mauricio.

Cuando las miradas de dos personas se encuentran.

Parecía que podían sentir la hostilidad del otro.