Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 654

Hace una hora, Ignacio vio la foto de Ana.

Tanto de perfil como de frente, había examinado todas las imágenes disponibles de ella.

Ana asintió a Ignacio y continuó observando las pinturas antiguas frente a ella; solo quedaban unas pocas más.

Haila se acercó a Ignacio y le preguntó en voz baja: —Hermano, ¿cómo es que has regresado tan temprano hoy? Más tarde te presentaré a mi amiga, trabaja en el equipo del abuelo de Pablo y es realmente impresionante. La he invitado hoy para ayudarnos a verificar la autenticidad y estimar el valor de estos objetos de nuestra casa.

La seguridad en su voz denotaba que conocer a Ana era un logro considerable.

Ignacio, bajando la voz para que solo ellos dos pudieran oírse y con un tono algo serio, preguntó: —¿Desde cuándo la conoces?

Al escuchar el tono serio de Ignacio, Haila levantó una ceja y soltó una carcajada. Parpadeando, bromeó: —¿No es Ana extremadamente hermosa? ¿Te enamoraste de ella a primera vista? Comparada con las mujeres desordenadas que te rodean, ¡Ana vale por cien de ellas! Hermano, si realmente te preocupas por mí, deberías conquistarla y hacerla mi cuñada; te prometo que, si se convierte en mi cuñada, seguiré todos tus consejos sin objeciones.

Una belleza como Ana podría deslumbrar a cualquiera a primera vista.

Incluso habiendo visto solo su foto hace una hora, Ignacio quedó deslumbrado.

Cualquiera que trajera esa foto recibiría una oferta astronómica.

Ignacio volvió a mirar hacia Ana.

Ella estaba concentrada, imperturbable por el mundo exterior, con un halo que le era propio.

Probablemente más joven que él, Ana entendía profundidades que pocos alcanzan.

Ninguna persona en el equipo de Fernando podría permitirse perder días sin acumular experiencia significativa.

Dándose cuenta de que Ignacio no podía evitar mirar a Ana otra vez, Haila sintió que brotaba la esperanza.

¡Parece que hay posibilidades!

¡Estaría muy feliz si Ana se convirtiera en mi cuñada!

—Hermano, habla, no te has quedado boquiabierto, ¿verdad? Te digo, sé más discreto frente a Ana; no la asustes. Aunque Ana no es tan miedosa. —le recordó Haila a Ignacio.