Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 668

Ahora tengo algo entre manos, no puedo atender el teléfono en este momento.

Ella abrió la puerta de la habitación con la tarjeta con premura.

Tras dejar sus cosas, no comprobó quién la llamaba y cogió el teléfono de inmediato.

—Hola.

—¿Te has adaptado al hotel?

La pregunta de Bryan llegó a través del móvil.

La mano de Beatriz, sosteniendo el teléfono, tembló ligeramente.

Perpleja, respondió tardíamente: —El ambiente del hotel es bueno, y hay un gran supermercado al lado; es conveniente y agradable para pasear.

Era consciente de que su modo de hablar resultaba demasiado formal, con un tono de extrañeza.

Esto le provocó una opresión en el pecho, esa incómoda sensación que no sabía explicar.

—Bien, resulta que estoy aquí por un viaje de negocios, en la suite del último piso. —Bryan hizo una pausa de unos segundos antes de continuar.

La expresión de Beatriz cambió drásticamente: —¿También estás en este hotel?

¡Qué coincidencia, no?

—Sí.

Beatriz se mordió el labio, tomando una decisión: —Está bien, subiré a buscarte en un rato.

Diez minutos después.

Después de entregar las cosas a Mauricio y Bruno, Beatriz fue a la suite del último piso.

Golpeó la puerta varias veces.

Bryan la abrió casi al instante.

Beatriz sintió una pesadez en el pecho al entrar.

La suite era mucho más grande que su habitación.

—Las suites de este hotel son realmente buenas. —comentó Beatriz con una sonrisa algo rígida.

Pero no pudo evitar que esos recuerdos se precipitaran en su mente.

Se decía a sí misma, una y otra vez, que lo ocurrido no era lo que Bryan quería, que él también había sido manipulado, que ambos eran víctimas.

Bajó la cabeza lentamente, con una voz apenas audible: —Estoy trabajando, esta noche tengo que acompañar al señor Mauricio a un evento; no sería conveniente quedarme contigo, espera... a la próxima.

La luz en los ojos de Bryan se fue apagando gradualmente y, con voz grave, preguntó: —¿Todavía te molesta?

Observó cómo Beatriz se alejaba paso a paso.

Hacia la dirección opuesta a la suya.

Los ojos de Beatriz se enrojecieron y, reuniendo coraje, levantó la vista hacia él: —Todavía no puedo olvidarlo.

La atmósfera alrededor de Bryan se volvió repentinamente más fría, y las venas en su frente se hicieron más visibles.

Ambos cayeron en un prolongado silencio.

Hubo un momento en que Beatriz tuvo la ilusión de que Bryan diría: entonces separamos aquí, que cada uno siga su camino.

Solo pensar eso parecía aliviar el pesado peso en su pecho, haciéndolo desaparecer gradualmente.