Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 676

Ana observó la foto y reaccionó.

Su corazón comenzó a latir un poco más rápido.

—Alejandro, ¿no te preocupa que alguien nos vea? —preguntó ella.

Alejandro tenía una ligera sonrisa en los ojos: —¿Temes tú o temo yo?

Ana se quedó pensativa.

¿Desde cuándo su relación había cambiado tan sutílmente?

¿Se habían convertido acaso en esos hombres y mujeres profundamente enamorados?

...

Alejandro preparó el desayuno esa mañana.

Desde que él lo hizo por primera vez hace algún tiempo, siempre que se levanta temprano, piensa en qué preparar para el desayuno.

Ya lo hace con destreza, cada vez mejor, e incluso ocasionalmente cocina fideos en caldo claro.

Esa mañana, preparó fideos en caldo claro.

Solo necesitaba añadir algo de la carne que Ana había preparado hace un par de días, un gran frasco que duraría un tiempo.

A Alejandro le encanta, y a veces incluso puede comer dos grandes platos de fideos en la mañana.

—¿Kenia te ha visto recientemente?

Después de charlar un rato, Alejandro de repente le preguntó a Ana.

Ana estaba sorprendida, ¿cómo lo sabía?

Sin ocultarlo, asintió: —Sí, recientemente se citó conmigo en una cafetería.

La expresión de Alejandro se tornó más sombría: —¿Qué te dijo?

—Algo sacado de un episodio de telenovela. Me dio un cheque para que me alejara de ti. —relató Ana con una sonrisa.

Pero fue más tranquilo y generoso que en las telenovelas.

Si no fuera por la abuela García entre ellos, siendo solo una pareja común, tal vez realmente se habría sentido tentada por el cheque.

Alejandro rió fríamente: —¿Un cheque?

—Sí.

—¿Cómo lo rechazaste?

—Alejandro, estoy enferma, acabo de medir mi temperatura y es de 39 grados. Cuando me dieron de alta, el médico me dijo que intentara no enfermarme, ahora realmente tengo miedo, me siento muy débil, yo... ¿me moriré así de esta enfermedad?

La voz débil y dolorida de la chica resonó.

Alejandro miró a Ana.

Ana, con la cabeza baja, tomó un sorbo de leche.

Probablemente porque no recibió una respuesta inmediata de Alejandro, Sofía continuó: —Lo siento, Alejandro, te he molestado de nuevo. Estás ocupado y ahora casado, seguramente no tienes tiempo para ocuparte de mis asuntos como antes, lo siento.

—Espera en casa. —dijo Alejandro con tono tranquilo.

Sofía respondió alegremente con un "de acuerdo".

Ana no se sorprendió.

Solo sentía un ligero malestar en su corazón.

Se levantó para empezar a recoger los utensilios y tazas de la mesa.

Justo cuando estaba a punto de llevar la taza a la cocina, Alejandro de repente tomó la taza: —Déjalo, yo me encargo.

—¿No irás a ver a Sofía? —preguntó Ana, sorprendida.