Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 739

Pero el semblante de Bryan mostraba que aún se preocupaba por Beatriz.

—Mm —dijo Bryan con una voz apagada.

Salvador abrió mucho los ojos. —¿De verdad te has divorciado? También escuché que Beatriz está trabajando como asistente de una celebridad, al principio pensé que era un rumor, pero viendo cómo están las cosas, ¿no era un rumor?

Hay que decirlo, ¡Beatriz realmente lo ha sacrificado todo!

¿Cuántas personas en la ciudad A querían casarse con Bryan?

Incluso había muchas que querían ser su amante.

Pero Beatriz dijo divorciarse y se divorció, y además se rebajó a ser asistente de una estrella; no es de extrañar que hoy, al encontrarse por casualidad, Bryan mostrara que aún tenía sentimientos por Beatriz.

—No deberías meterte en lo que no te incumbe, nosotros... Podríamos volver a casarnos —dijo Bryan, mirando el taxi que acababa de pasar el semáforo.

Le daría más tiempo.

Salvador, sorprendido, dijo: —¿No estás bromeando, verdad?

¿Divorciados y luego volver a casarse?

De repente recordó cómo, antes de que Leticia apareciera, Bryan era fiel a Beatriz, realmente firme, sin importar cuánto se divirtieran los que estaban a su alrededor, él no estaba interesado, era totalmente devoto a Beatriz.

Si no puede dejarla, ¿por qué tener un affair con Leticia?

Salvador no pudo entenderlo en ese momento, tampoco lo veía claro.

Bryan no respondió y se subió al coche.

Salvador, quedándose atrás, torció la boca, realmente aburrido.

Él prefería estar así, comprometido con una mujer que no amaba tanto, al menos hasta ahora en el aspecto sexual estaban armonizados, y los otros sentimientos... No importaban.

Así no sufría como Bryan, que parecía tenerlo difícil.

Casualmente cogió su teléfono y llamó a Alejandro.

—Tengo algo que pedirle a Ana, primero quería avisarte, buscaré un momento para llamarla.

No sabía en qué estaba ocupado Alejandro, de repente Salvador escuchó una voz familiar preguntarle a Alejandro: —¿Vamos a visitar nuestra escuela otra vez?

Salvador, sorprendido, agrandó los ojos: —¿Estás con Patricia?

Beatriz tenía muchas cosas en mente.

Ana también.

Pero tanto Ana como Beatriz sabían cómo manejar sus emociones, y después de esperar varios semáforos, llegaron al taller concesionario ya con una sonrisa.

—Una mujer definitivamente no debe maltratarse, ¿verdad? ¡Compremos un coche que nos guste! —dijo Beatriz sonriendo.

Ana encontró razonable el comentario: —Vamos, elijamos bien.

Los hombres no son confiables, ¡pero el dinero sí!

Hoy compraban el coche, mañana irían a trabajar.

—

Por la noche, Ana regresó a La Villa Estrella del Mar.

Alejandro aún no estaba en casa.