Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 785

Sofía entró lentamente al ascensor y presionó el botón del piso 23.

En ese momento, Ana miraba casualmente alrededor y por casualidad vio a Sofía, algo desolada, dentro del ascensor.

¿Sofía?

En ese instante, Ana solo mostró una leve sorpresa, pero no pensó mucho en ello.

No era imposible que ella viniera al hotel a encontrarse con amigos o clientes.

Sin embargo, cinco minutos después, la aparición de Narciso le hizo saltar el corazón.

¿Era demasiada coincidencia que estas dos personas aparecieran en el hotel al mismo tiempo?

Ella no era una persona chismosa, pero en ese momento se sintió curiosa.

Cuando supuso que Sofía podría estar en el hotel para encontrarse con Narciso, Don Fernando la llamó por teléfono para que subiera.

Justo estaba llegando al ascensor.

Miró en qué piso se había detenido el ascensor que Narciso acababa de tomar.

¿Piso 23?

—

Después de encontrarse con Narciso, Sofía comenzó a llorar y dijo: —Señor, soy joven, y ese día había bebido mucho, por eso cometí un error, ¿podría perdonarme esta vez?

Narciso miraba a Sofía con una sonrisa irónica. —¿Joven?

—Señor, realmente reconozco mi error, ese día no lo hice a propósito, me gusta Alejito, si él se entera de lo nuestro, ya no tendría esperanza alguna, espero que pueda perdonarme esta vez, como si nada hubiera pasado,— suplicó Sofía de manera humillante.

De repente, se arrepintió de haber buscado a Narciso y a Kenia tiempo atrás.

No debería haber sido tan precipitada, debería haberse acercado lentamente a Alejito.

Narciso estaba impaciente, no había venido hoy a escuchar llantos, sino a divertirse.

Ese día en casa, Sofía estaba demasiado borracha para estar consciente, y él no pudo disfrutar como quería.

Finalmente entendió que incluso si se arrodillaba, Narciso no la dejaría en paz.

Si no obedecía, no podría quedarse en la ciudad A, ni cerca de Alejito.

Al final, Sofía recogió la ropa y entró al baño con gran humillación.

—

Ana también llegó al piso 23.

Sin embargo, el hotel era demasiado grande, había demasiadas habitaciones, y sin la ayuda de los empleados, no pudo confirmar si Narciso y Sofía estaban en la misma habitación.

Ahora había cosas más importantes que hacer, así que dejó ese asunto de lado.

Después de varias campanadas, Don Fernando abrió la puerta.

—Anita, pasa.