Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 814

Ana se sintió confundida por la pregunta: —¿Ocultándote algo? No, nada.

—¿Tú y Alejandro han tenido algún problema? ¿Él te ha estado molestando? —Preguntó Francisco con voz grave.

Hoy, por casualidad, vi algunas noticias sobre la familia Jiménez.

Luego, un artículo en particular describía la relación de amor aparentemente ideal entre Patricia y Alejandro.

Había algunas fotos recientes incluidas.

El artículo mencionaba que la familia de Patricia estaba alojada en un hospital del Grupo García.

Ninguno de estos reportajes mencionaba el hecho de que Alejandro estaba casado; todos sugerían que Alejandro y Patricia pronto se comprometerían, mostrando su verdadero amor en tiempos de adversidad, y que su relación era más fuerte que nunca.

Ana se sintió aún más desconcertada; ella y Alejandro realmente tenían algunos problemas, pero siempre había optado por compartir solo las buenas noticias con su familia para no preocuparlos.

Entonces, ¿por qué Francisco de repente la estaba interrogando?

¿Podría ser que hubiera algo que ella no supiera o que aún no había descubierto?

—Mi relación con Alejandro es bastante buena en este momento, él no me ha molestado ni podría hacerlo. ¿Por qué preguntas de repente eso? —Se recostó en la cama, tratando de disipar algo del sueño que aún tenía.

Francisco había hecho la llamada escondido en su habitación, no quería que su madre escuchara y se preocupara.

Él había visto crecer a Anita y conocía bien su personalidad.

—Has estado muy callada en el chat grupal estos días, y cuando hablas solo preguntas por mamá. Eso no es típico de ti. Definitivamente tienes algo en mente, Anita. Te hago esta llamada para decirte que, pase lo que pase, siempre tienes mi apoyo. Soy tu hermano, ¿sabes?

Ana sintió un nudo en la garganta, y su voz se quebró un poco: —He estado muy ocupada con el trabajo, bastante cansada. Además, Alejandro ha estado fuera del país estos días, no aquí. Si has visto algún reportaje confuso, por favor no lo creas.

Probablemente los recientes problemas de la familia Jiménez han provocado una avalancha de rumores y noticias sensacionalistas alrededor de ellos.

La implicación de Alejandro no era imposible.

Francisco, al escuchar el tono de Ana que no parecía fingido, se tranquilizó un poco: —Está bien, cuídate. No te preocupes por mamá, ya encontré a alguien que pueda cuidarla. Tú concéntrate en el trabajo, yo no estoy muy ocupado últimamente, así que volveré a casa después del trabajo por las noches.

—Bien, siempre eres el mejor.

—¡Por supuesto!

Tras colgar, Ana perdió completamente el sueño.

Ella se levantó de inmediato.

La figura de Alejandro apareció ante sus ojos.

Él la miró y dijo: —Soy yo.

Ana se sorprendió ligeramente; el rostro de Alejandro mostraba signos de cansancio y, si se observaba de cerca, se podían ver venas rojas en sus ojos.

—¿Acabas de bajar del avión?

—Sí.

Alejandro avanzó con grandes pasos.

Vestía una ropa casual cómoda, se quitó la chaqueta y la dejó a un lado.

Su camiseta blanca simple le quitaba ese aire de frialdad y distinción, dándole un toque más juvenil y estudiantil.

—¿Tienes otros planes para hoy? —Preguntó él.