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No transcurrieron más que unos minutos cuando llegó su turno en la fila.
Una vez sentados, Patricia tomó el menú y comenzó a ordenar.
—Pedí una porción de varios platos típicos, ¿ustedes ven si necesitan algo más?
Dondequiera que se encuentre Patricia, siempre está rodeada de amigos que la adulan y complacen.
Se ha habituado a tomar la iniciativa al ordenar, con una actitud que parece demandar que todo gire en torno a ella.
Alejandro pasó el menú a Ana: —Mira qué te gustaría comer.
Esta pregunta alteró ligeramente la compostura de Patricia, cuya mirada reveló un descontento al observar a Alejandro.
Valentín suspiró en silencio para sí mismo:
Los hombres comprenden a otros hombres mejor.
Parecía que en el corazón de Alejandro, esta prima ya no ocupaba un lugar tan relevante.
—Estos dos. —Ana escogió un entrante y un plato principal.
Alejandro añadió otro plato.
Todos eran vegetarianos, servidos con rapidez junto con agua caliente.
Tal vez por haber comido demasiado salado anteriormente, Ana encontró refrescante la comida vegetariana y continuó comiendo en silencio.
Mientras tanto, Patricia y su primo Valentín mantenían una conversación esporádica con Alejandro, especialmente Valentín, quien demostraba habilidad para aligerar el ambiente.
Aunque Alejandro era parco en palabras y ella guardaba silencio, el ambiente en su mesa resultaba bastante agradable.
Patricia había ordenado varios platos, pero no parecía disfrutarlos mucho, probando cada uno solo una vez.
—¿A la señorita Ana realmente le gustan estos platos vegetarianos? —Inquirió Patricia, observando que Ana seguía comiendo con apetito.
Ana originalmente quería terminar su comida en silencio y luego descender lentamente la montaña, disfrutando del paisaje que no había observado al subir.
Sin embargo, Patricia no estaba dispuesta a dejarla comer tranquila.
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